Obras maestras que al restaurarlas dan ganas de llorar

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Ecce Homo sin duda marcó un antes y un después en la historia del arte en España. Cecilia Giménez es la autora de uno de los mayores despropósitos artísticos que se recuerdan. La restauración de un fresco que se encuentra en la iglesia del pueblo zaragozano de Borja y que ella se prestó a rehabilitar y devolver a su anterior estado.

Con el consentimiento del ayuntamiento y sin tener absoluta idea de pintar, la buena de Cecilia se metió a repintar el mural. Unas semanas después, el resultado asombró al mundo, literalmente. La restauración del Cristo de Borja se había hecho famoso a nivel global. También su autora, que lamentablemente ya falleció. Pero la obra de Cecilia no ha sido la única restauración que ha dado ganas de llorar.

Aquí os traemos una lista de obras que te van a saltar más de una lágrima, y no por el síndrome de Stendhal.

Las tallas coloridas

Ermita 1

La ermita de Rañadoiro, en Asturias, ha sufrido un caso similar al de Borja. Unas tallas religiosas de entre los siglos XV y XVI necesitaban una restauración. Una de las vecinas del pueblo pidió al párroco del pueblo permiso para darles el brío de otrora. Tras un tiempo en el que esta vecina puso todo su esfuerzo y todas las acuarelas que tenía por casa, dio a conocer el resultado.

Yo no soy profesional, simplemente las figuras estaban horrorosas y las quise pintar para ponerlas mejor”. Esto es lo que dijo la vecina que se encargó de destrozar una obra artística que anteriormente había tenido gran valor pero que ahora, por ahorrarse a un restaurador de verdad, van a tener que involucrarse en una gran deuda para devolverlas a su estado.

San Jorge

Una talla del siglo XVI de San Jorge a caballo es la víctima del siguiente atentado artístico contra la historia y contra el ojo humano. Esta joya del patrimonio navarro que se encuentra en la Iglesia de San Miguel de Estella, en Navarra, mostraba al santo, en su montura y dispuesto a matar al dragón de la leyenda.

Tras la restauración las críticas no han dejado con cabeza ni a su autor, desconocido, por otra parte, como a la propia obra. No tardó en salir el que comparaba al santo con un soldadito de plomo. Por su parte, la Asociación de Conservadores y Restauradores de España hizo un comunicado en el que lamentaba que esta obra no hubiera sido tratada por personal cualificado en vez de destruir esta joya.

El angelote de Reinosa

Cuando hablamos de ángeles en pintura siempre se nos va la mente al famoso cuadro de los ángeles pensantes de Rafael. Pero luego nos encontramos lo que aparece en el retablo mayor de la parroquia de San Sebastián en Reinosa y se nos cae el alma al suelo.

Con el modelo de Heidi o del “Payacho” de Joaquín reyes, el autor de esta restauración le puso cara y mofletes a uno de los ángeles haciendo que pareciera un ser salido del averno y no un dulce y angelical querubín. A veces hay que tener cuidado con los pinceles, porque los carga el diablo.

Los frescos animados

Manga

No solo en España se han visto este tipo de restauraciones aberrantes en obras artísticas que antes tenían un gran valor. Con los años se han visto envejecidas y la pintura no dejaba de mostrar los colores, como es en este fresco que se encuentra en la ciudad china de Chaoyang.

Hay veces que la imaginación es más potente que la razón y este cuadro es un ejemplo claro. Esta obra no tiene nada que ver con su versión anterior. Si dijeran que esta es la nueva versión de Mulán, nos lo creeríamos. Colores vívidos y dibujos que no deberían estar ahí. Este es el ejemplo de que los chinos no lo hacen todo perfecto y también realizan sus chapuzas.

La Madonna carapapa

Los carapapa son unos autores muy famosos de chirigotas del Carnaval de Cádiz. Esta virgen restaurada parece que el próximo año va a salir en su grupo a cantar cuplecitos. Esta Inmaculada Concepción ha sido “restaurada” por un autor valenciano.

El trabajo le ha llevado varios meses y el resultado está a la vista. La Madonna ya no es la que fuera, ha envejecido muy mal y tras dos intentos de recuperar su apariencia original, hubiera sido mejor no tocarla. Este es otro ejemplo de que no todo el mundo puede tocar las obras de arte y que la ley debería castigarlos si realizan una aberración como esta.

La caricatura turca

 No solo los frescos, los cuadros y las tallas sufren atentados. Esta obra que se encuentra en Turquía y es de origen romano también sufrió su particular restauración. En este caso vemos que la obra original y la restaurada no dista demasiado, pero hay ciertas partes que parece que pillaron en un mal día a los autores y de ahí que haya tenido este resultado.

Si cuentas con el desconocimiento histórico del restaurador y que ese día en el almacén no hay azulejos del color exacto que se necesita, pues sale una caricatura que parecería hecha por Manolo y Benito. La expresión facial del mosaico es indescriptible, al igual que la horrorosa línea azul que cruza el pecho del personaje protagonista.

Como dice el refrán “Manolete, si no sabes torear, pa’ qué te metes”. En el caso de las obras artísticas, a veces es mejor gastarse algo más y que sean restauradas por profesionales que destrozarla definitivamente.