Cheiw, Bubbaloo, Bang Bang y otras marcas de chicles que nos volvían locos

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Si tan cierto es que el azúcar pica los dientes, los niños nacidos entre los 70 y 80, la llamada generación de la EGB, estaría prácticamente sin dentadura. Por aquellos años, las golosinas se compraban de a duro y no había tanta variedad como hay ahora.

Eso sí, los padres eran más permisivos y con la paga del fin de semana podías hartarte a comprar chicles de todo tipo, desde los Cheiw, Bang Bang, Boomer, las barras de labios o incluso algunos que a día de hoy siguen existiendo como los melones o los Kojak, que tenían 2×1, caramelo en palo y chicle dentro.

Hacemos un repaso a todos esos chicles de la infancia que no acabaron con nuestros dientes y que a día de hoy suponen un grato recuerdo de tiempos mejores.

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Bang Bang

Otros de los chicles más populares y vendidos junto con las dos marcas anteriores eran Bang Bang, cuyo formato de venta era en formato alargado, aunque cuando sacabas el chicle, realmente era cuadrado y venía envuelvo individualmente en un papelito. Los envoltorios de Bang Bang eran los más bonitos y llamativos, mezclando dos tipos de colores según los sabores.

La variedad de sabores que tenía también era bastante amplia, desde sabores más suaves hasta sabores cítricos o llamados ácidos como la fresa o el limón. Tenían como compromiso el aguantar el sabor más que el resto, aunque a la hora de la verdad no había ninguna goma de mascar que retuviera el sabor eternamente.

Lo que si que podían hacer estos Bang Bang eran estirarse de una forma inmensa y así podías realizar las pompas de chicle más grandes del grupo de tus amigos, pero cuidado si te explotaba en la cara o te la pinchaban, porque te ponías de chicle hasta el pelo.