Más de 120 mujeres se asoman al universo del Paisaje Cultural de Risco Caído y reivindican el papel femenino en el territorio

El Cabildo extendió el horario del Centro de Interpretación del Paisaje Cultural para recibir a grupos de Artenara, Valleseco y Tejeda 

Las visitantes mostraron su “orgullo” por el reconocimiento internacional de una tierra que lleva impresa su huella

 

Ellas son parte esencial del paisaje y de la historia de la Gran Canaria más honda y auténtica y se situaron esta vez ante un espejo que refleja su profunda huella. Más de 120 mujeres de distintos puntos de la cumbre visitaron en Artenara el Centro de Interpretación de Risco Caído y las Montañas Sagradas de Gran Canaria, abierto de manera excepcional por el Cabildo en horario extendido para recibir a una ‘marea’ femenina que reivindicó su papel protagonista en el medio rural.

Uno De Los Grupos Sigue Las Explicaciones De Armiche Uno De Los Guías Que Trabaja En El CentroLa corporación insular prestó así su colaboración en la tarde del viernes al VII Encuentro de Mujeres Rurales organizado por los ayuntamientos de Artenara, Tejeda y Valleseco, integrantes del Consorcio de Cumbres de Gran Canaria, para potenciar el liderazgo de las mujeres que viven y trabajan en el ámbito rural y visibilizar su aportación crucial a un entorno cuyos valores son parte sustancial de los argumentos que justificaron la inscripción del Paisaje Cultural de Risco Caído y las Montañas Sagradas de Gran Canaria en la Lista de Patrimonio Mundial de la Unesco.

Rosita Luján, nacida hace 81 años en el pago de Las Hoyas, en Artenara, rememoró tras recorrer el espacio una vida dedicada a “plantar y recoger”. En su memoria infantil habitan también los paseos hasta la cueva del complejo troglodita de Risco Caído donde un latonero arreglaba los calderos, lecheras y demás enseres domésticos. Rosita afirmó sentir “orgullo” del alcance que ha logrado el entorno rural de la mano del reconocimiento internacional del Paisaje Cultural, aunque también mostró “el dolor” por la cicatriz del incendio. “Pero bueno, se irá arreglando”, afirmó esperanzada.

Otro Momento Del Recorrido De Uno De Los Grupos De Mujeres Por El Centro De InterpretaciónA sus 79 años, Cornelia García Torres, del Lomo de Los Santos de Tejeda, fue una pionera en su tiempo de lo que hoy en día se llamaría una mujer emprendedora pero que para ella simplemente fue “luchar por la vida” y “tener un negocio”, en su caso un local que era a la vez ferretería, tienda de comestibles y mil cosas más. “La mujer es lo principal de la cumbre. Son las mujeres las que siempre están al tanto de todo”, manifestó justo después del recorrido. “Esto está fantástico y muy bien explicado. Me ha alegrado mucho todo lo que he visto”, señaló.

“Yo me he dedicado a la labranza, a la tierra. No se ha reconocido todo lo que las mujeres hemos hecho por esta tierra”, proclamó Margarita Santana, llegada en su caso del barrio de Lanzarote, en Valleseco. “Esto está precioso”, comentó en relación al Centro de Interpretación esta mujer de 89 años que se mueve despacio, con la ayuda de un bastón, pero con la misma determinación de la que ha hecho gala durante toda su vida.

Así, grupo a grupo y guiadas por personal del Cabildo, las visitantes se sumergieron en un recorrido que informa sobre el espacio geográfico del Paisaje Cultural, las formas de vida de sus habitantes a lo largo de los siglos, sus creencias y el enclave de Risco Caído y su función de templo-almogarén y calendario lunisolar. En breve, además, se podrá disfrutar de la réplica de la icónica cueva número 6 y de su efecto lumínico en un entorno a escala real que ejecuta en sus estudios madrileños la empresa Factum Arte, autora de la reproducción de la tumba de Tutankamón.

La visita al Centro de Interpretación se enmarcó en un acto lúdico en el casco de Artenara para fomentar el encuentro, el debate, la participación y la toma de decisiones de unas mujeres que contribuyen a diario a mantener el latido del gran corazón interior de Gran Canaria.

La jornada incluyó talleres, música y se remató al filo de la proverbial noche cumbrera con un enyesque con productos locales cuyo regusto se mezcló con el buen sabor de boca que dejó la visita al Centro de Interpretación y ese viaje mental y sentimental a un pasado cuyo legado vive en el presente.