El alcalde anima, en el Ayuntamiento de París, a salvar la vida de las ciudades

  • Miguel Fernández Lores participa en el Foro Smart City du Gran Paris 2018

Pontevedra, 27 de noviembre de 2018.-El mismo salón en el que se habían reunido los alcaldes hace tres años en la Cumbre del Clima sirvió hoy de marco para la intervención del alcalde de Pontevedra, Miguel Anxo Fernández Lores, en el foro sobre ciudades inteligentes que se celebró en el Ayuntamiento de París, organizado por la revista La Tribune.

Fue en la sesión principal del foro, quince minutos exclusivos para Pontevedra ante unas 200 personas, entre mesas redondas dedicadas al papel de las ciudades en el cambio climático o la cómo financiar el cambio climático. Fernández Lores habló de la experiencia pontevedresa bajo el título «La urgencia de tener ciudades descarbonizadas», tal como fue presentada la intervención del alcalde por la organización.

Después de de describir el importante nivel de visibilidad que consiguió una experiencia que muchos consideran inspiradora para muchas ciudades, el alcalde pontevedrés describió la “enfermedad” urbana de nuestro tiempo con el ejemplo del sistema sanguíneo afectado por el colesterol. Las venas obstruidas que provocan enfermedades cardíacas tienen su paralelismo en el “cuerpo urbano”, mudando las arterias por calles llenas de coches que las saturan.

Lores dijo que en el mundo hay un sentimiento generalizado de que las ciudades están enfermas; que existe una busca desesperada de soluciones, y que existe una demanda mundial de ciudades vivibles. Una vez hecho el diagnóstico es preciso reducir los excesos a las cantidades idóneas, tanto de glucosa y colesterol en el cuerpo como de coches en la ciudad.

La solución de Pontevedra fue considerar el espacio público un derecho, como la educación o la sanidad, y construir una ciudad para las personas, devolviéndosela a los ciudadanos, considerando la ciudad en su conjunto, no una zona central o turística. Se consiguió que los niños y niñas jueguen en las calles con autonomía, que las personas con dificultades puedan moverse cómodamente, reducir la contaminación aérea y acústica, y que la gente vuelva a vivir a la ciudad.

El alcalde finalizó animando a todas las ciudades a recuperar su espacio público independientemente de su tamaño, dejando en el aire la sospecha de que se no se dan más pasos al frente poda deberse al pánico de los líderes urbanos: “La enfermedad de las ciudades es grave, y las terapias no siempre son agradables aunque los resultados sean muy beneficiosos. Tampoco es agradable una operación, pero los salvan la vida”.