Especial 20 Aniversario

Lo que comes también decide tu memoria: los alimentos que cuidan tu cerebro

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Con el tiempo, la memoria se desgasta, pero hay algo que podemos hacer para evitarlo. Aunque suele relacionarse con el paso natural de los años, hoy la ciencia confirma que ciertos hábitos pueden ayudar a conservar nuestra agilidad mental. Y, como tantas veces ocurre, la clave está en algo tan cotidiano como los alimentos que ponemos sobre el plato.

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De acuerdo con Harvard Health y la Clínica Mayo, una alimentación saludable no solo protege el corazón, sino también el cerebro. Algunas elecciones sencillas, sostenidas en el tiempo, pueden traducirse en beneficios duraderos para la memoria y la concentración. En este artículo, te contaremos qué alimentos cumplen esta función, por qué lo hacen y cómo incorporarlos sin dificultad en nuestra rutina diaria.

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Las pequeñas frutas que hacen grandes milagros

Las pequeñas frutas que hacen grandes milagros
Fuente: Agencias

Cuando se trata de salud cerebral, pocas cosas son tan efectivas —y deliciosas— como las bayas. Arándanos, fresas, frambuesas y moras no solo deleitan el paladar: también tienen un rol estelar en la protección de la memoria.

Los flavonoides, responsables de su color intenso, actúan como antioxidantes y antiinflamatorios naturales. Según una investigación realizada por el Brigham and Women’s Hospital de Harvard, las mujeres que comían al menos dos porciones semanales de fresas o arándanos lograban retrasar el deterioro de la memoria hasta por dos años y medio.

Pero eso no es todo. Otro estudio publicado en Neural Regeneration Research descubrió que los fitoquímicos presentes en estas frutas no solo cuidan la memoria, sino que también mejoran las funciones motoras y previenen enfermedades neurodegenerativas. Taninos, catequinas y quercetina, cada compuesto parece tener una tarea específica en este escudo natural.

Lo mejor es que las bayas pueden incorporarse con facilidad: como colación, en el desayuno con yogur, en ensaladas o incluso en platos salados. Y sí, también congeladas conservan muchas de sus propiedades.

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