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Errores comunes en verano: lo que todo conductor debe saber para evitar las dolorosas multas de la DGT

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Con la llegada del verano, las carreteras españolas se llenan de vehículos, marcando el inicio de un período donde los viajes por carretera se multiplican. Sin embargo, este aumento en la movilidad trae consigo la repetición de ciertas conductas al volante que, aunque parezcan inofensivas, pueden acarrear sanciones significativas por parte de la Dirección General de Tráfico (DGT).

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La dirección, siempre atenta a la seguridad vial, nos recuerda que no todas las infracciones están explícitamente detalladas en la normativa, pero sí pueden ser motivo de multa si comprometen la seguridad en la conducción. En este artículo te contaremos cuáles son los errores más comunes que todo conductor debe saber para evitar las dolorosas multas de la DGT.

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Calzado al volante: ¿una elección inocente o un riesgo latente?

Calzado al volante: ¿una elección inocente o un riesgo latente?
Fuente: Agencias

El calzado es, quizás, uno de los puntos que más debate genera. Un estudio revelador del Real Automóvil Club de España (RACE) puso de manifiesto una realidad preocupante: más del 30% de los conductores ha reconocido haber conducido alguna vez con calzado inadecuado. Esta categoría abarca desde las omnipresentes chanclas hasta los tacones, pasando por las robustas botas de montaña o, directamente, descalzos. Esta cifra, como era de esperar, experimenta un incremento notable durante los meses estivales, cuando los trayectos cortos y el calor invitan a optar por un calzado más informal y, a menudo, menos seguro para la conducción.

El informe del RACE es aún más detallado, revelando que medio millón de personas admiten conducir descalzas con cierta frecuencia. A esto se suman ochocientas mil personas que lo hacen con chanclas de manera habitual. Y lo que es más alarmante, un 7% confiesa haber circulado sin ningún tipo de protección en los pies, un hábito que incrementa de forma significativa el riesgo de accidente.

La normativa de la DGT, si bien no prohíbe de forma explícita conducir con ciertos tipos de calzado, otorga a los agentes la potestad de sancionar esta conducta si, a su juicio, compromete la capacidad de manejo del coche. En estos escenarios, la multa puede ascender a los 80 euros. Resulta fundamental, entonces, que antes de subirse al coche, consideremos si nuestro calzado nos permite una interacción segura con los pedales.

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