Es posible que al ver los conciertos que más rápido se vendieron en el ciclo de este año de Noches del Botánico, el de dos grupos venezolanos que no han tenido grandes hits en territorio español sorprende bastante. Pero la realidad es que entre la presencia de migrantes del país latino en Madrid, y el hecho de que Rawayana y Los Amigos Invisibles tienen dos de los mejores shows en vivo que se pueden ver en la música alternativa en español son más que suficiente para que propios y extraño se acercaran a la tarima.
Los primeros en tomar la tarima fueron Los Amigos Invisibles. El grupo, que se define como 'Typical and Autoctonal Venezuelan Dance Band', es una banda de culto en Latinoamérica gracias a su mezcla de los ritmos del caribe con el funk, y su sentido del humor que se traduce en canciones divertidas y fáciles de recordar, que han sido un hito en la radio en el otro lado del océano.
Temas como 'En cuatro', 'El disco anal' o 'Malpensado' muestran esta combinación de ritmos y sentido del humor que ha definido a la banda y que puso a un público entregado, y mayoritariamente venezolano, a bailar. Por otro lado, temas como 'Viviré para ti' y 'La que me gusta' fueron una demostración de la capacidad del grupo para trabajar canciones más dulces. En el centro de todo su vocalista, Julio Briceño, con más de 30 años de tarimas a sus espaldas, sabe como controlar a una audiencia, tanto hacerla reír como hacerla bailar, y ese sentido del humor tiene un toque sexy, como él mismo canta a veces es mejor el más risueño y no el más guapetón.
RAWAYANA EN MOMENTO DE EBULLICIÓN
Pero el caso de Rawayana es especialmente importante. El grupo, ya con nominaciones al Grammy, uno de los discos más aplaudidos por la prensa latina el año pasado gracias a 'Quién trae las cornetas', y su presencia en tarima es una fiesta asegurada, incluso si para los fanáticos más antiguos es complicado aceptar que sus primeros dos discos están casi del todo fuera de la rotación de sus conciertos.
Desde la apertura con 'Nada Malo', 'Tucacas' y 'La Tormenta' las dos canciones con algo de peso político en el set, pero que mantienen los ritmos bailables que caracterizan a la banda. Entre funk, reggae, indie, ska y algo de psicodelia, el grupo supo llevar al grupo entregado completamente a las melodías de la banda. Los conciertos de artistas venezolanos, sobre todo en territorios de habla hispana, son también un punto de encuentro y Rawayana, uno de los grupos que definió el sonido del indie en su país, es clave para toda una generación.
En cualquier caso, la banda lo sabe y aunque no se enfrascaron a hablar de las elecciones de mañana en su país, no pudieron evitar pedir que se enviará energías, a lo que los venezolanos presentes respondieron con el canto de «este gobierno va a caer». Es que si bien el grupo no es una banda históricamente política, la catarsis del momento para su público de siempre fue inevitable.
UNA VENTANA A UNA VENEZUELA QUE SIGUE EXPORTANDO TALENTO
Aunque la crisis migratoria es, por donde se vea, una tragedia, hay algo de justicia en que haya servido para que buena parte del planeta descubra artistas que quizás de otro modo nunca se hubiesen conseguido con el público internacional. Este año todavía pasarán por Madrid, grupos como Lagos, La Vida Bohéme y Caramelos de Cianuro, grupos clave dentro del panorama venezolano.

Pero en los festivales todavía no aparecen demasiado seguido, incluso si demuestran una y otra vez su capacidad de llenar grandes tarimas. Es una muestra más del paso adelante que suele tener Noches del Botánico sobre otros festivales, y esta vez se consigue además con uno de los mejores conciertos del verano capitalino.







