El precio de la vivienda seguirá subiendo en 2024

Aunque es posible que algunos tuvieran esperanzas de que la situación cambiará, todo apunta a que el costo de la vivienda no bajará en 20204. La caída del Euribor, el índice de referencia publicado diariamente que indica el tipo de interés promedio al que un gran número de bancos europeos dicen conceder préstamos a corto plazo, no ha caído tanto como era deseable, y solo pasará del 4% al 3% en los próximos 12 meses. Esto deja la reducción de las hipotecas pendiente al menos hasta primavera.

El nivel de Euríbor de noviembre implica que una persona que tenga contratada una hipoteca variable de 150.000 euros con un plazo de vencimiento residual de 30 años y con un diferencial del 0,99% más Euríbor y deba revisar su tipo de interés en el mes de noviembre, registrará un aumento de su cuota hipotecaria de unos 100 euros al mes.

Este cálculo implica el máximo nivel de incremento para una persona que haya contratado una hipoteca con ese nivel financiado, ya que al tratarse de una revisión al principio del préstamo (es decir, le quedan 30 años por amortizar), el cambio en el tipo de interés tiene mucho más impacto al haber mucho principal por amortizar.

Pero el riesgo es aún peor para los inquilinos. El precio del alquiler tampoco ha dejado de subir en este tiempo, de hecho hace poco el promedio anual del alquiler superó el precio anual de tener hipoteca por 365 días. Es una nueva tarea pendiente para la ministra de vivienda y agenda urbana recién nombrada, Isabel Rodríguez García. No es una tarea fácil, pero es al menos una buena noticia que no tenga que dividir su tiempo con transporte, aunque su primera intervención haya recibido críticas tanto del PP como de los partidos a la izquierda del PSOE. 

En cuanto al precio de la hipoteca, si el Euribor mantiene su trayectoria descendente y llega al 2% en 2025, ese momento sería cuando al final bajarán los precios. Pero aunque el bajón de la hipoteca en efecto ocurra, si algo hemos aprendido desde 2020 es a no dar por sentada ninguna predicción, y este destape el mercado de la compraventa de viviendas, la realidad puede seguir siendo complicada para quienes no son propietarios ni esperan serlo.

EL PRECIO DE LA VIVIENDA: PROBLEMA CLAVE DE LA LEGISLATURA

Incluso antes de que se llegara a un acuerdo para formar gobierno, ya la entonces ministra de transporte y vivienda, Raquel Sánchez, señalaba que estos cuatro años la vivienda sería un punto clave. «Hemos sentado las bases para que la vivienda sea el quinto pilar del Estado del Bienestar», aseguró la exministra, en declaraciones a los medios de comunicación tras la reunión Informal Ministerial de Vivienda y Desarrollo Urbano, que se celebra en Laboral Ciudad de la Cultura, en Gijón.

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De hecho, una de las grandes apuestas para intentar resolver la situación es la inversión en vivienda de gestión pública. Según explicaba en lo que resultó ser su última intervención en el cargo. En esta línea, ha aludido al Plan de Vivienda y al Plan de Alquiler Asequible, por el que se prevé la construcción de 180.0000 viviendas, de las que 70.000 ya están movilizadas, además de que reservar el 20 por ciento del parque de vivienda a que esta sea asequible.

Si la estrategia resulta puede tener dos efectos sobre el costo de la vivienda, pero idealmente el principal sería bajar el costo del alquiler. Es que en un país donde el 16% de los ciudadanos viven alquilados, la mayoría de ellos jóvenes, los precios que alcanza son preocupantes. Pero que cada vez haya más ciudadanos viviendo en situación de alquiler, sin capacidad de comprar una casa o un piso propios, y que el alquiler siga subiendo de precio, es una realidad insostenible. 

¿DÓNDE SE PUEDE VIVIR MIENTRAS DURA LA CRISIS?

Por ahora esta medida está empujando a cada vez más ciudadanos a la periferia de las grandes ciudades. Esto ha transformado la periferia, aún más, en una serie de ciudades dormitorio, lo que afecta su precio y en general por ciudadanos que ni trabajan ni hacen vida social y ocio en ellas. Esto es un nuevo problema, derivado de los precios excesivos del alquiler en las zonas centrales. 

Esta situación puede cambiar con las decisiones correctas, pero no de inmediato. La vivienda, como el empleo, se han vuelto problemas sistémicos en el país, y aunque sea complicado de aceptar resolverlos, será un proceso largo y delicado.