Hay todo tipo de personas y mentes, por lo que también existen todo tipo de miedos. Sí, sabemos que hay quien tiene miedo a volar, a las arañas, o a las alturas. Pero hoy vamos a hablar de miedos mucho más extraños. Fobias raras. ¿Conoces a alguien con alguna?
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Miedo a abrir los ojos
Esto puede ser un poco raro, porque ¿cómo puede existir un miedo a abrir los ojos, si es algo que hacemos continuamente? Los miedos a actividades comunes son los más peligrosos, porque no puedes escapar de ellos, y significa vivir un constante miedo todos los días. Todos los miedos son psicológicos, pero imagina tener miedo a algo tan simple como eso.
Es totalmente cierto y existe. De hecho, recibe el nombre de optalofobia, y está relacionado con el miedo a ver la realidad o enfrentarse a ella, pero también se puede dar solo en determinadas ocasiones. Por ejemplo, a la hora de enfrentarse a un problema concreto. Es como el caso de los niños que, cuando tienen miedo a la oscuridad, cierran los ojos. Y luego es peor lo que se imaginan, que lo que de verdad hay en el cuarto, que es nada.
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La itifalofobia
La mayoría de los hombres están orgullosos de sus miembros, eso es un hecho. Sin embargo, hay un miedo, que es la itifalofobia, y por el nombre, podemos suponer que es un miedo relacionado con el pene, aunque no es exactamente lo que pensamos. La itifalofobia es el miedo a tener una erección.
Puede ser por cualquier situación, por ejemplo, el miedo a tener una erección por miedo a quedar como un pervertido delante de una mujer, o de una posible pareja. O simplemente el pensamiento atemorizante de que te puede pasar. Si eso te impide llevar una vida plena, lo mejor es que acudas a algún especialista para tratarlo, porque es posible superar esta fobia.
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Miedo a las palabras
Se llama «logofobia», y es el miedo irracional a las palabras. Da igual que sean cortas, largas o complicadas. La logofobia es un miedo injustificado, que puede venir sin un motivo aparente. También se suele llamar verbofobia. Este tipo de fobias de las que estamos hablando en este artículos, simplemente por ser raras, son las más complicadas que hay.
Y es que tener miedo a las palabras, a algo que usamos todos los días, es algo que puede resultar ilógico para algunos, pero para aquellos qeu padezcan este tipo de miedos, puede resultar toda una odisea.
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Miedo al número ocho
Este miedo no parece tan irracional, porque hay gente que tiene miedo al número 13, que es considerado, en occidente, como el número de la mala suerte. Aún así, hay que reconocer que el ocho nos parece un número un tanto extraño como para tenerle miedo. Pero si tiene nombre (y lo tiene: octofobia), es porque hay un porcentaje de personas que también lo tiene.
Algunos relacionan este miedo con el infinito, por el parecido del número, mientras que otros dicen que puede tener que ver con eventos traumáticos de la vida de una persona. Sin embargo, por ejemplo, en China, el número ocho es un número que genera fortuna, y buena suerte, por lo que los números de teléfono de los chinos siempre van a tener ese número.
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Miedo al ombligo
Hay miedos y miedos. Y luego está el miedo al ombligo de una persona. Puede ser un miedo al propio ombligo, o miedo al ombligo de los demás. Se llama omfalofobia, y no es el único miedo relacionado con el cuerpo humano, porque también existe el miedo a las rodillas (xenofobia) o el miedo a las manos (quirofobia).
Para los que se preguntan cómo superar este miedo, hay que decir que algunas personas pueden vivir con ello, si no les genera demasiado estrés, o intentan no pensarlo mucho. Pero puede suponer alguna situación incómoda, como por ejemplo, a la hora de ducharse, cuando tienen que lavarse esa parte del cuerpo. Es algo incómodo, pero a veces, se hace soportable.
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Miedo a la gente calva
Sí, existen personas que tienen miedo a las personas calvas. ¡Como si esas personas no tuvieran ya bastante con su calvicie! En cualquier caso, lo que les da miedo es la calva en sí, no la persona. Se llama peladofobia y es más frecuente de lo que nosotros pensamos. Sí que sabíamos que el miedo a quedarse calvo es mucho más habitual, y también se incluye en este apartado.
Lo más raro es tener miedo a la calva de los demás. Podemos suponer que es una especie de miedo de transferencia ante el porvenir que nos espera, si nos quedamos calvos al final, ¿no?
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Miedo a sentarse
¿Cómo puede haber personas con miedo a sentarse? Pues haberlas, haylas, y este miedo es mucho peor de lo que parece. Porque nos sentamos todos los días y a todas horas. Y en cualquier sitio, desde camas, hasta sillas. Este miedo responde al nombre de catisofobia, y suele a afectar a algunas personas que han desarrollado alguna actividad en la que sentarse les produce dolor.
Por ejemplo, personas que han sido torturadas haciendo que se sentaran sobre objetos afilados o peligrosos, y asociacian el acto de sentarse con ese dolor insufrible. En otras ocasiones, el miedo se debe a algo que no es físico, como por ejemplo, la vergüenza de estar sentado al revés en la escuela por un castigo, o porque hay gente con miedo a engordar, y evitan sentarse todo lo que pueden.
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Miedo a ducharse
Sí, también existe el miedo a ducharse, y se llama ablutofobia. Podemos ver que la padecen algunos animales y mascotas, como nuestros perros, pero también hay personas que padecen este miedo, sobre todo mujeres y niños. Esto último es más común, porque aún no tienen interiorizado el mecanismo, o no entienden por qué debemos ducharnos.
Sin embargo, los niños poco a poco van perdiendo ese miedo. Se puede deber a algunos factores, y en algunos casos, a sucesos traumáticos, como por ejemplo, haber estado a punto de ahogarse en la bañera, o haber oído de alguien que le hubiese pasado eso, y que por tanto, ha aprendido a tener ese miedo al acto de bañarse. En las personas que de verdad supone un problema psicológico, también puede tener problemas sociales. Porque todos sabemos las consecuencias de no bañarse.
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Miedo a no tener teléfono móvil
Las nuevas tecnologías han traído nuevos miedos. Y en este caso, el miedo a no tener móvil ha aumentado a lo largo de los años . Hace un tiempo, salíamos de casa sin móvil y no pasaba nada. Es verdad que en algunos aspectos, nos dan más seguridad, pero también nos han aportado una gran dependencia.
El nombre de esta fobia es nomofobia, que se puede traducir a «fobia de no-móvil». Esto tiene relación con la necesidad de estar conectado al trabajo, o el miedo a estar aislado de llamadas de amigos y familiares.
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Miedo a enamorarse
Todo el mundo ha pasado alguna vez alguna etapa con miedo al amor. Pero normalmente es algo pasajero. Salvo cuando no lo es y recibe el nombre de filofobia. Este miedo es más común de lo que parece y el individuo empieza a tener estrés y ansiedad ante una posible relación social. Esta fobia es muy grave por las consecuencias.
Y es que los filofóbicos suelen rechazar amores potenciales, pero también tiene otras consecuencias más graves, como por ejemplo, aislarse de la sociedad, y de las personas que le rodean, empezando por el trabajo, amigos y familiares.
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