El ciclo de conferencias de Puente Viesgo analizará los bisontes de las cuevas de Altamira

El Ciclo de Conferencias sobre Prehistoria de Puente Viesgo analizará mañana los bisontes que inspiraron a los artistas de las cuevas de Altamira en una conferencia que impartirá por el catedrático de Prehistoria de la Universidad de Cantabria (UC) Manuel González Morales, titulada ‘¿Qué bisontes había en los tiempos de Altamira?’.

La ponencia se iniciará a las 19.30 horas en las antiguas escuelas de Vargas, horario y escenario de todas las charlas organizadas este año por la Sociedad de Amigos de las Cuevas del Castillo en la ya trigésimo primera edición de este ciclo de prehistoria.

Manuel González Morales, que es también investigador del Instituto Internacional de Investigaciones Prehistóricas de Cantabria (IIIPC), sucede en el calendario de conferencias de este verano al prehistoriador de la Universidad de Oviedo José Manuel Barrera con su ponencia sobre el arte prehistórico descubierto en los márgenes del río Nalón, en concreto el hallado en las cuevas de La Lluera.

Barrera aclaró que «en el arte prehistórico no conocemos el autor, la función del artista ni su público», por lo que planteó la necesidad de un detallado estudio iconográfico (descripción de las imágenes) e iconológico (simbología de esas imágenes) para llegar a entender «la forma de ver el mundo y la naturaleza» de los autores del arte de las cuevas prehistóricas asturianas, datado con una antigüedad de entre 25.000 y 18.000 años.

Como recordó el ponente, La Lluera tiene dos cuevas, una primera y la más grande con numerosas rayas profundas en su entrada, que él denominó «caos de rayas», donde se pueden distinguir de fondo algunas figuras que contrastan con otras representadas de manera más nítida al lado derecho justo cuando comienza la oscuridad de la cueva.

«Debajo de todo el caos de líneas aparece la figura de un équido que tiene una actitud de salto hacia la zona donde están las figuras que se ven con más claridad», matizó el conferenciante, que agregó que entre los animales representados de manera más clara hay algunos en movimiento hacia el río.

«Es un arte muy vinculado al medio físico, donde las imágenes cotidianas se proyectan como recursos simbólicos compartidos por el grupo humano para expresar sus inquietudes materiales y espirituales», precisó Barrera. Para el prehistoriador, el mencionado caos de rayas de la entrada de La Lluera I «es un caos intencionado que expresa cómo funcionaba la mente del artista».

El conferenciante repasó también el arte y la simbología de la segunda cueva, la LLuera II, cavidad mucho más pequeña en la que podían entrar una o dos personas, a diferencia de la otra más grande, con capacidad para albergar hasta 20.