Pimientos al horno: el truco para pelarlos que se ha hecho viral

Divinos, versátiles, llenos de vitaminas, aromáticos y decorativos. Todos estos términos definen muy bien a los pimientos al horno. Y es que, no hay comida que no termine perfectamente colorida y sabrosa con este ingrediente incluido en su lista.

Son muchas las recetas en las que se pueden incluir estos ricos vegetales y solitos sobre una rebanada de pan resultan realmente buenos. Si vas a preparar una deliciosa ensalada veraniega, no desperdicies la oportunidad de enriquecerla aún más añadiendo trocitos de pimientos asados.

Por lo general la tarea de poner a hornear los pimientos no es nada complicado; sin embargo, muchas veces se hace realmente tedioso pensar en lo laborioso que puede resultar pelarlos. Por fortuna, existen diferentes métodos para hacerlo, y te voy a contar sobre ellos y todo sobre el que definitivamente te ahorrará tiempo y esfuerzo.

Las ventajas de hornear los pimientos

Pimientos Asados: El Secreto Para Que No Se Te Quemen Al Horno

Nada más rico que comprar unos buenos pimientos y tenerlos en casa siempre frescos y listos para usar cuando quieras. Muchas veces se aprovecha la ocasión y se compra una buena cantidad de ellos para tenerlos a la mano para cuando los necesites. 

Lamentablemente, en ocasiones terminan apilados en la bandeja de verduras y la humedad hace de las suyas llegando incluso a dañarlos por completo. Una de las ventajas de hornear tus pimientos, es precisamente que podrás aprovecharlos por una mayor cantidad de tiempo.

Una buena cantidad de pimientos horneados y conservados de forma correcta, te aliviará los dolores de cabeza al momento de una rica preparación. Igualmente, al hornearlos, su sabor y textura mejora sustancialmente, lo que los hace divinamente irresistibles.

Existen variedad de pimientos que puedes escoger a la hora de hornearlos, y todos son ricos en vitamina C, A, B6, hierro y magnesio. Además, tienen propiedades como antioxidante gracias a su alto contenido de licopeno, especialmente el pimiento rojo.

Cuál pimiento elegir

Pimientos

El pimiento favorito de todos es el pimiento rojo. Y cómo no preferirlo, si este pimiento es más dulce que los verdes y además tiene la virtud de decorar e iluminar cualquier plato gracias a su hermoso color. Aun así, aunque es el preferido, puedes optar también por otros tipos.

El pimiento verde cuenta con un sabor un poco amargo que queda muy bien en algunas preparaciones, como en esta lubina que prepara el chef Karlos Arguiñano y que está para chuparse los dedos. Tal como su color lo indica, este pimiento es el que en menos nivel de maduración se encuentra.

El amarillo por su parte, se encuentra en el nivel intermedio de maduración; tiene un sabor un poco más dulce que el verde y su color distintivo lo hace resplandecer en una gran cantidad de platillos.

Tal como te había comentado, el rojo es el preferido de todos. Mucho más dulce, vibrante y lleno de vitaminas que los predecesores; este hace que todo plato supere su sabor. El pimiento rojo no solo sobresale por su sabor, sino también por su contenido de vitaminas. De hecho es el más nutritivo y el que está relacionado con la prevención de muchas enfermedades.

Sea cual sea el que elijas, recuerda que estos deben tener una piel firme y brillante, textura firme y un tallo completamente verde. Estos son los rasgos más característicos de su frescura. No elijas aquellos de aspecto marchito, con manchas y mucho menos de consistencia aguada.

El truco viral para pelar los pimientos, rápido e infalible

Agua Fría

Pelar los pimientos suele ser la parte más tediosa de todo el proceso de hornearlos. Generalmente para lograrlo, se deben tapar o introducir en bolsas para que el vapor haga su trabajo y contribuya a que la piel se desprenda. 

Sin embargo, un truco ha comenzado a hacerse muy viral para lograr pelarlos sin tanta espera. El tiempo de espera es sin dudas la parte más odiosa para pelarlos, sobre todo si ya se tiene un plato terminado y se requiere utilizar los pimientos en un corto tiempo.

Este truco consiste en el agua fría con hielo. Para llevarlo a cabo, solo necesitas de un bol y suficiente agua con hielo. Apenas tengas listos los pimientos al horno, introdúcelos en el agua helada. El golpe de temperatura hará que la piel reaccione enfriándose de manera inmediata; esto hará que se desprenda con facilidad.

La ventaja de este truco sobre otros tantos métodos, consiste en la rapidez con la que se enfría la piel de los pimientos, lo que acorta el periodo de tiempo que deberás esperar para poder pelarlo con completa facilidad.

Por supuesto, existen otros métodos menos rápidos que puedes usar en caso de poder esperar que la temperatura descienda un poco de manera natural. Puedes por ejemplo envolverlos en papel de aluminio o film y dejarlos por 15 minutos. Transcurrido este tiempo podrás pelarlos.

Otra opción es usar una bolsa hermética o un bol con tapa. En todos estos casos, es el vapor el que actuará para ir ablandando la piel lentamente, y tardarán mucho más que con el infalible truco que te he comentado del agua fría.

Conserva los pimientos una vez horneados

Pimientos Al Horno: El Truco Para Pelarlos Que Se Ha Hecho Viral

Como te he comentado, hornear una buena cantidad de pimientos tendrá su ventaja; así que cuando enciendas el horno, no te detengas y hornea una buena cantidad que te permita disfrutarlos sin límites y sin necesidad de prepararlos cada vez que los quieras aprovechar.

Si deseas conservarlos hasta por un mes, solo debes introducir los pimientos asados en un envase con tapa, cubrirlos con aceite de oliva y guardarlos en la nevera.

Para un mayor tiempo de duración, incluso por un año; introdúcelos en frascos de vidrio bien lavados y esterilizados, cúbrelos con aceite de oliva virgen extra y una parte del jugo resultante de su cocción y somételos a un proceso de baño de maría por 30 minutos. De este modo podrás guardarlos en un lugar fresco y sin luz directa hasta por un año. 

Eso sí, cuando destapes el frasco deberás guardarlo en la nevera y consumirlos en un tiempo no mayor a siete días.

Otra forma de conservarlos es congelados; para ello, consérvalos en pequeñas cantidades para evitar descongelar una y otra vez.