Manifestante que perdió un ojo en protestas por Hasél se querella contra 2 mossos

La joven de 19 años que perdió un ojo en las manifestaciones contra el encarcelamiento del rapero Pablo Hasél el pasado 16 de febrero, presuntamente por el disparo de un proyectil de foam, se ha querellado contra dos agentes de los Mossos d’Esquadra.

Según un comunicado del centro Irídia, que se personará como acusación popular del caso, acusan al agente que disparó y a su mando directo –que autorizó, ordenó o no impidió ni supervisó el uso de proyectiles de foam– de saltarse los protocolos de la policía catalana y dispararle «de manera intencionada».

Los abogados de la joven y el centro Irídia han presentado dos querellas contra los agentes por un presunto delito de lesiones provocando la perdida o inutilidad de un órgano principal y un delito de tortura o contra la integridad moral, según la querella consultada.

La querella de Irídia relata que, sobre las 20.20 horas, la joven estaba participando en la manifestación en la Vía Augusta, donde llegó un cordón policial que disparó proyectiles de foam con las escopetas.

A continuación, «en un intervalo de 9-10 segundos, recibió el impacto de un proyectil de foam en el ojo derecho, mientras se encontraba en pie completamente alzada y flanqueada por los contenedores» que manifestantes habían colocado a ambos lados de la calzada.

Irídia aporta varias fotografías y vídeos del momento, que usa para acotar el momento del disparo que denuncia y para mostrar los números de identificación de los agentes contra quienes se querella.

La joven fue atendida de urgencias en el Hospital Clínic y ha perdido completamente el ojo derecho, por lo que se la tenido que colocar una prótesis ocular.

PROTOCOLO DE MOSSOS

Irídia reprocha que las lanzadoras de foam son armas de precisión, a diferencia de las escopetas de pelotas de goma, y remarca el protocolo de Mossos señala que tienen un visor que marca un punto rojo sobre el objetivo para más precisión.

Citando el mismo protocolo, la querella expone que el disparo de un foam lo debe ordenar un superior, o excepcionalmente puede dispararlo el agente sin recibir la orden, si se trata de un caso por defensa propia o en el que esté en peligro su integridad física.

El mismo protocolo establece que el foam no debe dispararse más arriba del abdomen, por lo que Irídia rechaza «justificar un tiro dirigido a la cara cuando está expresamente prohibido».