Dificultad para dormir y sobrepeso, consecuencias del confinamiento en los niños

Dificultad para dormir, miedo a salir a la calle, menos ejercicio, más pantalla y aumento del sobrepeso y obesidad, son algunas de las consecuencias del confinamiento y de la situación generada por la pandemia de Covid-19 que los pediatras de Atención Primaria han visto en su consulta en los últimos meses.

Para hacer frente a estos retos, recuperar los hábitos saludables y afrontar los diferentes trastornos de la infancia vinculados a la crisis sanitaria desde las consultas de los centros de salud, la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap) está celebrando el ‘Curso de Actualización en Pediatría’, que cuenta con más de un millar de profesionales inscritos.

Allí, los pediatras de Atención Primaria han decidido abordar dos cuestiones que están muy presentes en sus consultas cuando se cumple un año del inicio del cierre de los colegios por la pandemia, días antes de la declaración del primer estado de alarma: las consecuencias físicas y psicológicas de los cambios de hábitos que ha vivido la población infantil en los últimos meses.

«La pandemia ha influido de forma muy notable en los hábitos saludables de los niños, y ha afectado a todas las edades y grupos sociales», ha explicado el pediatra del Centro de Salud de Valencia Serrería II, Luis Carlos Blesa.

En cuanto a las consecuencias de este cambio de hábitos, el experto ha señalado que la impresión del colectivo pediátrico es que ha aumentado la obesidad y el sobrepeso en niños, y de forma notable. Quizá todavía no tengamos cuantificado con exactitud la intensidad o el porcentaje de aumento, pero las evidencias nos orientan en este camino, pues al realizar los controles de salud tras estos meses constatamos aumentos ponderales superiores a los esperados», ha añadido, para recalcar que ha aumentado el sedentarismo y disminuido la actividad física, «tanto en el ámbito lúdico como en el del deporte.

Por su parte, la pediatra del Centro de Salud Segre, Concepción Bonet, ha informado de que los pediatras de Atención Primaria han detectado un aumento de ansiedad de los niños, y ha comentado que, según encuestadas de asociaciones de psiquiatras y psicólogos, el 85 por ciento de los padres refirieron haber tenido un buen confinamiento con algún malestar en los niños leve.

«En Madrid, el Hospital Niño Jesús ha registrado un 20 por ciento más de consultas urgentes de Psiquiatría en el período post confinamiento y el Hospital San Juan de Dios, en Barcelona, un 40 por ciento más de ingresos en 2020 con respecto al 2019 en Psiquiatría. Estas urgencias hospitalarias han atendido a más adolescentes de 12 a 16 años, sobre todo con trastornos de conducta alimentaria. Pero aún no podemos interpretar estos datos, pues otros centros, como el Hospital de Santa Cristina de Madrid, que también ha recibido consultas psiquiátricas, ha notado una disminución de consultas en adolescentes», ha detallado.

A estos datos se han unido esta semana algunos de los que indica la encuesta del CIS sobre los efectos psicológicos de la pandemia. En concreto, en el apartado sobre la infancia, el 52,2 por ciento de los padres que han convivido con sus hijos menores ha percibido cambios en la forma de ser de estos. Además, el 72,7 por ciento de los que han notado alguna alteración asegura que estos han mostrado «cambios de humor» y un 30,4 por ciento «cambios en el sueño».

En este sentido, la doctora ha apuntado apunta que tanto estos efectos psíquicos como las secuelas físicas derivadas del aumento de peso se han observado en todas las edades, pero de forma más acusada en niños y niñas de 7 a 12 años. En este escenario, ambos profesionales coinciden en el camino a tomar: fortalecer la prevención, especialmente relevante desde la consulta de Atención Primaria.

«Aún tenemos pocos datos, pero sí lecciones aprendidas: hay que ser más sensibles con la infancia y tomarse la COVID-19 como una oportunidad para imaginar un tipo de sociedad mejor para todos, pero especialmente para la infancia, aunque nos parezca lejana y utópica. Un tiempo para repensar nuestro sistema sanitario y social. En esta búsqueda, lo más importante es prevenir. Hay un cuello de botella importante en las mejoras de la atención porque no está llevado por técnicos, sino por políticos», ha enfatizado Bonet.

Bonet, para quien la atención sanitaria a los niños y niñas no debería estar exclusivamente centrada en la enfermedad. «Mientras la incidencia de la COVID-19 sea elevada, está limitado el acceso presencial a los centros de salud, lo que resiente las actividades preventivas o las diagnósticas terapéuticas consideradas no prioritarias o urgentes, como atender el exceso de peso», ha zanjado.