Consejos para afrontar el cambio de hora y no morir en el intento

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Esta madrugada que va del sábado al domingo tendrá lugar el cambio de hora. Entramos de lleno en el horario de invierno. Esto constituye toda una frontera psicológica, porque los días cambian radicalmente. Amanece antes, sí, pero también se hace de noche muy temprano y disminuyen las horas de luz. No nos queda otro remedio que adaptarnos, más que bien, a este nuevo ritmo que cogen los días con el cambio de hora.

Dos veces al año tenemos que tragar con esta broma de mal gusto que trastoca del todo nuestro tiempo, nuestro sueño y que nos descoloca psicológicamente. Generalmente, los efectos que nos deja este cambio de hora no suelen ir más allá del mismo día en que este tiene lugar. Poco a poco, y mal que bien, nos adaptamos al nuevo horario como nos adaptamos a esa “nueva normalidad”. De todos modos, aquí van unos consejos por si resulta que eres de esos que sufren de verdad el cambio de hora.

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Cuidado con los horarios

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Para no desacoplarnos más de la cuenta, los expertos sugieren dos formas de cuidar y controlar nuestros horarios para evitar que entremos con mal pie en el cambio de hora. En primer lugar, recomiendan seguir cenando a la hora en que lo hacíamos, y no adelantar la cena ni retrasarla una hora. Si hacemos eso, se alterará también nuestro horario de sueño y echaremos todo a perder.

El otro punto delicado son las siestas. Cuidado con ellas, porque pueden hacer que se te descoloque más aún el horario. Si no eres un siestero habitual, más te vale no empezar ahora con el cambio de hora. Puede hacer que te sientas aún más cansado o que no seas capaz de conciliar el sueño cuando llegue la noche. Avisado estás.