Un total de 220 personas han perdido la vida este verano en las carreteras españolas, cifra que iguala el mínimo histórico de víctimas mortales, registrado en 2017, y supone un 15% menos que en el mismo periodo de 2018, cuando se contabilizaron 260.
Así lo puso de manifiesto este jueves el ministro del Interior en funciones, Fernando-Grande Marlaska, en el transcurso de la rueda en la que expuso los resultados del balance de siniestralidad vial correspondiente a este verano y señaló que hubo un promedio de tres fallecidos en accidentes de tráfico al día.
Grande-Marlaska calificó como día «fatídico» el pasado 21 de julio, cuando hubo 13 fallecidos, cuatro de ellos jóvenes que volvían de fiesta en la provincia de Salamanca y advirtió de que agosto se cerró con 101 muertes en carretera, el menor número de fallecidos de la serie histórica, que arranca en 1960.
Por lo que respecta a las vías convencionales, la siniestralidad en ellas descendió un 23% hasta situarse en 154 fallecidos, el número más bajo de la serie histórica en este tipo de carreteras. Sin embargo, sigue aumentando el porcentaje de usuarios “vulnerables” fallecidos, ya que si en 2009 representaban el 30% del total, en 2019 han supuesto el 41%.
A lo largo del verano ha habido 91,1 millones de desplazamientos de largo recorrido, lo que supone un aumento del 2,96%, un “incremento importante”, según el titular de Interior, respecto a 2018, cuando hubo 88,5 millones de desplazamientos.
Aunque reconoció que son “buenos datos”, señaló que el Gobierno “no se resigna”. “En seguridad vial no hay buenos datos, que quede claro, pero son menos malos que los del año pasado”, abundó, al tiempo que incidió en la necesidad de ir “sensibilizando” a la población y de “tener en cuenta la importancia y la relevancia de la coordinación y cooperación entre las instituciones y la sociedad civil”. “Es un elemento esencial con el que tenemos que ir haciendo cómplices”, aseveró.
(SERVIMEDIA)
