Un puente entre el trap y el punk: Duki en el Movistar Arena de Madrid

Hay algo en el agua de Argentina últimamente. Los últimos años han hecho del país sudamericano una de las mecas del hip hop y el trap en español. Nombres como el de Trueno, Nathy Peluso, Milo J o Catriel y Paco Amoroso han hecho evidente que el país está en un momento dulce para el rap, y entre estos nombres el de Duki, nombre artístico de Mauro Ezequiel Lombardo Quiroga, es uno de los más interesantes. 

La figura en el centro del terremoto que llegó al Movistar Arena de Madrid el 28 de octubre, en la segunda de las tres fechas que el argentino llenó en el antiguo Palacio de los Deportes, es también el centro de la nueva revolución del género urbano en su país, con un sonido más cercano al trap original y al hip hop de las costas norteamericanas que al reggaetón. Sin embargo, escuchar la grabación de las canciones solo cuenta la mitad de la historia, escuchar como su interpretación y la presencia de una banda en vivo, y con buenos músicos, hace que por momentos se parezca más a un concierto de punk o nü metal, que a una de rap tradicional.

Ayuda a la conexión con el público. Hay quien dice que el rock está muerto, y aunque siempre ha sido una exageración, es bueno saber que si algún día muere realmente el pogo seguirá vivo. Durante poco más de dos horas de presentación, los presentes saltaron, chocaron entre ellos y celebraron, al punto que desde la grada la escena podía recordar más a un concierto de Slipknot o Rage Against the Machine que al de un rapero tradicional. La influencia del sonido del rock en su trabajo se hace tan evidente que la presentación incluye una cita directa de un mito del país suramericano como lo es Luis Alberto Spinetta.

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Espectadores del cantante argentino Duki durante el segundo concierto ofrecido en el Movistar Arena. Agencias
Espectadores del cantante argentino Duki durante el segundo concierto ofrecido en el Movistar Arena. Agencias

La división del concierto en dos partes funciona para crear este ambiente. La primera mitad es dedicada exclusivamente al disco más reciente del artista, 'Ameri', lanzado a finales del año pasado, y termina funcionando para ir calentando motores. Aunque los fanáticos más fieles conocían el nuevo disco de principio a fin, el propio Duki entendía que muchos estaban allí para escuchar los "hits". Aun así, la reacción a canciones como 'Hardaway', 'Vida de Rock' o 'Cine' demuestra lo bien que el disco ha sido recibido entre los suyos. 

DUKI: TAN FRONTMAN COMO RAPERO

Lo cierto es que tras despedir la sección dedicada a 'Améri', con la canción que da título al disco, y la participación de una estrella emergente como Lia Kali para 'Constelación', la sensación del concierto cambió por completo. Despidiendo a sus bailarines, el artista presentó la segunda mitad del concierto en la configuración de una banda de rock de toda la vida, con guitarra, bajo, batería y él en la voz. Es el modo en el que presentó temas que ya son icónicos en su carrera como 'Rockstar', 'Sin Frenos' o 'Goteo'.

Si la energía de la arena ya era palpable, esta segunda mitad del concierto la hizo temblar. Con el equipo de seguridad intentando evitar que se derribara la barrera que separaba la sección más costosa de la pista del resto, una separación que además de controvertida es peligrosa en eventos con tanto movimiento, la emoción de un público joven que encuentra en la música del artista la excusa para el desenfreno en un espacio seguro era evidente. 

El momento más explosivo fue, como se esperaba, la interpretación de la sesión del artista con Bizarrap. Es la canción más conocida del artista, y una que repasa su carrera completa y, por tanto, funciona como un gran himno para el argentino.

UN ARTISTA AGRADECIDO

A pesar de la potencia de sus rimas y de su presencia en el escenario, el argentino sigue mostrando la emoción de un joven de 29 años que ha conquistado el mundo antes de los 30. Es que la explosión internacional de su música ha sido impresionante, al punto que el año pasado llenaba un Santiago Bernabéu en lugar de 3 Palacios de los Deportes. 

Por fortuna se muestra que Duki mantiene algo de humildad. El compartir tarima con un joven fanático y su padre para interpretar 'Givenchy', y el recordar varias veces el trabajo no solo de su banda, sino de sus bailarines, equipo de sonido, luces, seguridad e incluso de quienes trabajan en la restauración durante estos eventos muestran que se trata de un músico que entiende que para llegar a lo más alto se requiere no solo talento y trabajo, sino un equipo implicado. 

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