Con la llegada del verano y las temperaturas en alza, hay una prioridad que no conviene dejar de lado: la alimentación. En esta época del año, mantener una dieta adecuada no solo mejora el bienestar general, sino que también es clave para sobrellevar el calor con energía y salud.
Las altas temperaturas cambian las necesidades del cuerpo. Por eso, elegir alimentos frescos, nutritivos y fáciles de digerir puede marcar la diferencia entre un verano agotador y uno verdaderamente revitalizante. En este artículo te contaremos que alimentos no pueden faltar en tu dieta veraniega.
4Ideas frescas y sabrosas: qué comer cuando el calor aprieta

El verano invita a reinventar nuestras recetas tradicionales. Las cremas frías como el gazpacho o el salmorejo son ejemplos perfectos: nutritivas, refrescantes y muy fáciles de preparar. También lo son las cremas de pepino, melón o zanahoria con naranja, que combinan sabor, color y salud.
Las ensaladas completas pueden ser un pilar de cualquier dieta de verano: mezclas de hojas verdes, proteínas magras como pollo o huevo, legumbres cocidas frías, conservas naturales, semillas, frutas frescas y un aliño equilibrado conforman un plato redondo en todos los sentidos.
Otra opción cada vez más extendida es el poke bowl, con base de arroz o quinoa, vegetales variados, pescado o proteína vegetal y alguna salsa ligera. Una comida tan atractiva como saludable. Y para quienes prefieren platos más tradicionales, opciones como la tortilla fría de verduras o las brochetas de pollo a la plancha son excelentes alternativas.
Entre los refrigerios, destacan los smoothies o batidos naturales hechos con frutas, yogur o bebidas vegetales. Además de hidratar, sacian y evitan la tentación de caer en dulces poco recomendables. Las frutas frescas, naturalmente, siguen siendo la mejor merienda del verano.