Las carreras del futuro son las que pueden asegurar que una máquina no sustituirá a las personas.
Existen los nuevos trabajos y los viejos trabajos y dentro de estos últimos, las carreras del futuro y las carreras del pasado. Todo trabajo que una máquina pueda reemplazar va a desaparecer, no importa cuántas protestas haya en el camino. El mundo de los servicios caninos está dentro del grupo de las carreras del futuro.
Los amantes de los perros estarán contentos con esta información
Recientemente, el sindicato que une a los maquinistas del sistema ferroviario inglés llevó adelante un paro general de actividades, la razón: exigir que les aseguren que no van a ser reemplazados por máquinas autónomas que conduzcan los trenes. No importa lo que les hayan prometido, la realidad es que se verán trenes autónomos más temprano que tarde.
Sin embargo, no es posible imaginar una inteligencia artificial que sea capaz de educar un perro.
Entre las carreras del futuro, se encuentra el adiestramiento canino, la psicología canina, el asesor de educación canina.
Una mascota tan perceptiva como un perro, jamás se dejará educar por una máquina creyendo que se trata de una persona. Se puede engañar incluso con la redacción de documentos legales escritos por una inteligencia artificial, pero ningún perro podrá ser adiestrado por un robot, al menos en un tiempo suficiente como para que más de una generación de profesionales de los servicios caninos alcancen su edad de retiro.
La caja de Skinner y las máquinas lanzapelotas
Existen máquinas capaces de entretener a un perro. Incluso capaces de hacerlo adicto, como sucede con un jugador en una tragaperras o tragamonedas. Pero ni la máquina tragamonedas educa, ni el perro se educa con una lanzapelotas automática o una caja de Skinner.
Para aquellos que no la conozcan, la caja de Skinner fue desarrollada en los años 50 para demostrar la capacidad de los animales para repetir conductas de modo compulsivo mediante estímulos. Una señal sonora/luminosa indicaba que se debía accionar una palanca o un botón, y esto generaba un premio en forma de comida. Después de un tiempo, el animal accionaba el botón o la palanca compulsivamente en cada señal, sin importar su saciedad. Incluso se llegó a la muerte por sobre alimentación en algunas ratas que no podían parar su compulsión.
Tanto la caja de Skinner como la máquina lanzapelotas, pueden hacer adicto a un perro, generando comportamientos compulsivos. Pero eso no es educación, sino todo lo contrario.
Un animal sensible como un perro requiere de caricias y la definición de caricia es “un estímulo enviado de un ser vivo a otro, de manera consciente y pasible de recibir una respuesta”. Esto significa que un auto respondedor telefónico no representa una caricia para una persona. Si lo que se busca es información y se va a lo práctico y eficiente, un auto respondedor sirve, pero si se quería conversar con un ser humano, no se sentirá en absoluto esa sensación por más perfecta que sea la AI que atienda. Esto se debe a que no cumple con la definición de caricia dada por el psicoanalista Erik Berne.
Carreras del futuro
Las carreras del futuro incluyen los servicios caninos profesionales. Los amantes de los perros estarán felices con esta afirmación, y hacen bien, porque tienen en estas carreras un futuro promisorio, a la vez que una profesión de su gusto.