La nueva «clase media»: mileurista y educada contra la propiedad

¿El fin de la clase media tal y como la conocíamos? Se decía no hace mucho que era exagerado eso de que había surgido la primera generación que no viviría mejor que la anterior, pero parece ser ya una realidad en buena parte de los países occidentales, y especialmente en España. Pero para todo se encuentra un maquillaje o «solución»: bajar los ratios y expectativas, hasta el punto que ahora se da por bueno en muchos casos ser clase media si se tiene un trabajo de mileurista, se vive de alquiler, se hacen sus viajes y se accede a todo tipo de servicios y bienes, eso sí, sin comprarlos.

Se ha interiorizado lo bueno que es alquilar un coche en vez de comprarlo, pero la cosa fue a más y ahora ya se aplica a tecnología, alojamiento o viajes. Es frecuente no ya entre los jóvenes sino en personas maduras, parejas o familias: no tener más propiedad que el de prendas, libros, calzado, televisión o portátil, poco más. Viajar en Bla Bla Car, alojarse en un Airbnb, moverse por la ciudad en Uber o conducir un vehículo eléctrico por minutos u horas.

Incluso ya se puede disfrutar de cualquier capricho tecnológico sin comprarlo, y dejarlo cuando te canses o ya no te haga falta, gracias a plataformas como Grover: ordenadores, aparatos de fitness, cámaras, consolas… las puedes usar el tiempo que estipules y devolverlas.

No es distopía o ciencia ficción, ni siquiera algo a lo que se vea obligado el ciudadano. Para bien o para mal, es el nuevo paradigma del modo de vida del siglo XXI, para unos más sostenible, evitando tanto consumo, pero también más económico y práctico. ¿Para qué acumular posesiones? Usar lo que se necesita cuando se necesita y no comprar innecesariamente. Se ha extendido a todo, salvo la vivienda, donde España sigue siendo un país de propietarios, o al menos lo era hasta ahora, ya que para esa «clase media» mileurista parece utópico poder optar a una hipoteca, o meterse en ella si te la concedieran.

Clase Media Alquiler Coches Eléctricos

EL CRECIMIENTO DEL MERCADO DE SEGUNDA MANO EN ESPAÑA

El mercado de segunda mano mantiene una tendencia creciente en España, donde los usuarios encuentran una forma de dar una segunda vida a artículos ya existentes, promoviendo un consumo más sostenible. Así concluyeron los ponentes en el encuentro Cierra el Círculo de Milanuncios. Pero si se va más allá hay tantas o más razones prácticas o de «quiero pero no puedo», que de conciencia ecológica y anticonsumista.

Según Milanuncios, tan solo el año pasado en la ‘app’ de segunda mano se publicaron más de 6,3 millones de anuncios y en los primeros nueve meses de 2022, esta cifra ya alcanza los más 4 millones de nuevas publicaciones relacionadas con las categorías de productos.

¿UNA NECESIDAD HECHA VIRTUD?

«No es una moda, ha venido para quedarse», ha afirmado el viceconsejero de Medio Ambiente y Agricultura de la Comunidad de Madrid, Mariano González Sáez, durante una intervención en otro encuentro. La economía circular no es un fenómeno nuevo: usar la ropa de los hermanos o primos mayores, o dejar una herramienta a un vecino para una pequeña obra en casa ha sido frecuentes en el pasado. Siempre han existido, pero con las tecnologías por un lado, la conciencia llámese de ahorro, ecológica, de necesidad… por otro, ha hecho que su avance sea brutal.

«no es una moda, ha venido para quedarse»

Los expertos están dilucidando si de la necesidad se hace virtud o bien ha calado en todos los estratos sociales. Pero muchas voces han clamado por un cambio de paradigma estatal, para no solo llevar a las nuevas generaciones a una falsa sensación de clase media que no es tal, sino para que estas nuevas costumbres de consumo, si son tan beneficiosas para usuarios y para el planeta, sea por una decisión meditada o un deseo, y no por una necesidad.

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EL DILUIDO CONCEPTO DE CLASE MEDIA

En definitiva, por manipulación, desconocimiento, omisión o adaptación, pocos se ponen de acuerdo sobre lo que es o será clase media, cada uno adaptándolo a su modo de ver la vida, la economía y la sociedad. ¿Por tener una televisión de plasma, irte de vacaciones a Egipto, salir cada fin de semana y darte un capricho con lo último en zapatillas deportivas se es clase media o es un espejismo? Muchos sociólogos y economistas se hacen esa pregunta, porque una persona que hoy en día puede permitirse eso es probable que gane mucho menos de lo que ganaba su padre, no tenga hipoteca ni posibilidad, ni apenas ahorros.

¿Cómo lo hacen, entonces? Con ese nuevo paradigma de no propiedad, búsqueda de chollos, e incluso créditos rápidos y relativamente asumibles. Eso hace que, al final, parezca que vive mejor un trabajador que gana 20.000 euros al año que un padre de familia con hipoteca, la letra del coche, comunidad, seguros, gastos de los hijos, etc., que se embolsa 60.000 euros anuales. Y es que aquí también entra el factor fiscal, lo que le quitan a uno u otro.

De ahí que, unos por necesidad, otros por convicción, opten por una vida de segunda mano, alquileres, compartir coches, alojamientos particulares y vivir al día, pero disfrutando en lo que se pueda y cuando se pueda. Es la nueva «clase media» que unos aceptan con gusto y otros vaticinan como el principio del fin del estado de bienestar de las últimas décadas, con una brecha insalvable que realmente hará dividirse a la sociedad entre clase muy baja, baja que se cree media, y clase alta.