La importancia de un ingeniero de patentes

Para responder a esta pregunta es necesario primero entender la diferencia entre un ingeniero de patentes y un abogado de patentes.

Un ingeniero de patentes es una persona que ha recibido una formación universitaria de carácter técnico-científico y que, tras sus estudios, se ha especializado mediante formación específica y experiencia laboral en el sector de la propiedad industrial e intelectual, en los aspectos legales y técnicos relacionados con la preparación y tramitación de solicitudes de patente a nivel nacional e internacional y en los procedimientos judiciales correspondientes.

Por contrapartida, un abogado de patentes es una persona con una formación universitaria en derecho, es decir, no tiene una formación técnico-científica y, tras sus estudios universitarios, se ha especializado en los procedimientos judiciales de infracción, demanda y defensa de derechos de propiedad industrial e intelectual.

Además, es especialista en el asesoramiento para elaborar contratos en los que se transfieren o licencian derechos de patentes. Son, por lo tanto, el abogado de patentes y el ingeniero de patentes, dos personas con funciones distintas pero complementarias.

¿Cuándo conviene contratar los servicios de un ingeniero de patentes?

El asesoramiento de un ingeniero de patentes es útil desde la fase inicial de desarrollo de un proyecto correspondiente a un producto o proceso innovador, mientras que un abogado de patentes puede ofrecer asesoramiento útil cuando el desarrollo del producto o proceso está terminado y listo para ser comercializado.

El ingeniero de patentes está especializado en hacer búsquedas de antecedentes del estado de la técnica, mediante estudios de FTO (freedom to operate), informes de patentabilidad, etc., para establecer si hay vía libre de cara al desarrollo del nuevo producto o proceso, o sí, en cambio, hay condicionantes de patentes en vigor o publicaciones previas relevantes que anticipen las características técnicas o mejoras contenidas en cualquier invención.

Esto conllevaría optar por reforzar y proteger algunos aspectos del nuevo producto o proceso para evitar denegaciones de inscripción con base en aquellos antecedentes.

Asimismo, el ingeniero de patentes puede realizar, mediante técnicas de búsqueda específicas, estudios de patentabilidad para establecer si el nuevo producto o proceso presenta mejores perspectivas para ser protegido mediante alguna de las variantes de derechos de propiedad industrial existentes, esto es patente, modelo de utilidad o diseño industrial.

¿Cuál es la habilidad principal de un ingeniero de patentes?

Los productos y procesos innovadores son cada vez más complejos en términos técnico-científicos y, por lo tanto, un ingeniero de patentes es más relevante a la hora de redactar memorias para solicitudes de patentes de alta calidad, que tengan unas buenas expectativas de ser concedidas con un amplio ámbito de protección.

El ingeniero de patentes, a diferencia de un abogado de patentes, es capaz de entender los principios técnico-científicos sobre los que se basa la invención y redactar una memoria técnica que sea adecuada desde el punto de vista técnico legal.

La redacción adecuada de la memoria técnica que acompaña a la solicitud de patente es crucial para que la patente tenga un valor acorde con el valor comercial de la invención.

Una memoria de patente mal redactada implica un gran riesgo de que la invención sea copiada sin infringir las reivindicaciones, con lo cual el valor de la patente es escaso.

Además, una memoria de patente defectuosa tiene muchas probabilidades de ser rechazada por las Oficinas de Patentes, pues estas aplican criterios formales y sustantivos muy rigurosos para conceder las patentes.

Los ingenieros de patentes son especialistas en redactar memorias de patentes que cumplen con ambas características. Por un lado, ofrecer el mayor ámbito de protección posible, sin dejar huecos u oportunidades de copia sin infracción. Por otro, tener las máximas expectativas de ser concedidas por las Oficinas de Patentes, evitando así que la inversión en la solicitud de patente sea en vano.

¿Qué otros servicios puede ofrecer un ingeniero de patentes?

Un ingeniero de patentes es también especialista en recomendar estrategias de internacionalización de porfolios de patentes, para que resulten competitivos y económicos a la vez.

Además, también es especialista en realizar los trámites de presentación, procesamiento y registro de las solicitudes de patentes hasta su concesión, ante la Oficina Española de Patentes y Marcas y ante las oficinas de patentes extranjeras.

Sabe cómo defender la patente durante su tramitación y hasta su concesión, ante los resultados de las búsquedas, los exámenes, informes, acciones oficiales u oposiciones de las respectivas oficinas de patentes.

Un buen ingeniero de patentes tiene que ser capaz de comunicarse perfectamente en inglés con agentes de patentes extranjeros, ya que parte de su trabajo se lleva a cabo en un entorno de negocios internacionales.

Otra función de un ingeniero de patentes es asesorar a los abogados de patentes en caso de litigios, demandas y otros procesos judiciales, actuando como perito judicial en propiedad industrial e intelectual en numerosas ocasiones.

Ello se debe a que los conocimientos técnicos-científicos le permiten aportar informes periciales de ámbito jurídico, de infracción, validez, valoración, etc., junto con su preparación para defender los mismos ante cualquier tipo de tribunal.

Además, resultan óptimos y necesarios para complementar los conocimientos jurídicos del abogado, apoyando así su labor en tribunales para garantizar el éxito de cualquier acción judicial en defensa de los derechos de propiedad industrial e intelectual de los clientes.

En resumen, el contacto de partida ante un proyecto de innovación debe ser un ingeniero de patentes, pues es la persona encargada de asesorar inicialmente y poner en marcha los aspectos relacionados con la protección de la propiedad industrial e intelectual, en sus diversas opciones.

El ingeniero de patentes es la piedra angular que conecta el mundo técnico-científico con el mundo técnico-legal para la protección de invenciones y, como tal, es una figura con la que se debe contar desde el inicio, hasta la defensa de los derechos de protección de las innovaciones.

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