Villarejo niega ánimo de injuriar a Sanz Roldán

El comisario jubilado y en prisión provisional José Manuel Villarejo ha negado, en el juicio que se celebra este viernes en su contra por presuntos delitos de calumnias y denuncia falsa contra el ex director del CNI Félix Sanz Roldán, cualquier ánimo de injuriarle, asegurando que su único propósito al denunciarle era proteger los intereses institucionales de España, y ha denunciado que, en cambio, él sí sería víctima de una operación para «aniquilarle» orquestada, supuestamente, por el ex jefe de la Inteligencia española.

Villarejo, a preguntas de su abogado sobre cuál era su «ánimo» a la hora de denunciar a Sanz Roldán por, presuntamente, difundir una fotografía del ex comisario cuando regresaba de una operación encubierta contra el terrorismo yihadista, ha respondido que no era injuriar sino «definitorio». Según ha declarado, le «indignó» que de esa forma se pusiera en peligro su tapadera y con ello a sus colaboradores. «Me pareció absolutamente aberrante», ha remachado.

Además, ha esgrimido que primero intentó abordar el asunto con Sanz Roldán «por la vía del diálogo» y por ello le envió un mensaje a su teléfono personal, aunque –ha dicho– sin obtener respuesta ninguna. Así las cosas, ha contado que decidió acudir a las notas públicas –«Creo que ese fue el origen de toda la animadversión»– y finalmente a la interposición de una denuncia.

El comisario jubilado ha aseverado que el motivo que le llevó a denunciar a Sanz Roldán fue defender los intereses institucionales de España, aduciendo que «como servidor del Estado» su «obligación» era «poner en conocimiento de la autoridad lo que estime que es delictivo». «Con la madre, con la patria, sin razón o sin ella. Yo jamás voy en contra, como español», ha sentenciado, al tiempo que ha criticado que «este es un país absurdo donde a uno le insultan llamándole patriota».

Villarejo se ha ratificado asimismo en la denuncia que presentó en su día contra Sanz Roldán por, según mantiene, entregar esa fotografía a ‘El País’ para ilustrar un artículo sobre los «tentáculos» del ex comisario en el mundo de la justicia. Ha explicado que, dado que se tomó cuando bajaba de un avión en una «zona privada» de pistas del aeropuerto de Melilla, «solamente una persona autorizada podría haber sacado esa fotografía».

«Entonces, milagrosamente, alguien debió pensar que nosotros íbamos a algo, un periodista, seguro, algún genio de la vida, sacó la foto, la tuvo dos años guardada y la publicó, casualmente, coincidiendo con una historieta para no dormir», ha dicho, tirando de ironía. «Era imposible que nadie, salvo el CNI, tuviera esa foto», ha argumentado, indicando también que solo podría haber salido a la luz a través de Sanz Roldán o por orden expresa suya.

CORINNA «ESTABA ATERRADA»

El acusado se ha ceñido igualmente a lo que dijo en la entrevista que concedió el 5 de junio de 2017 al programa ‘Salvados’ de La Sexta, cuando señaló que Sanz Roldán había amenazado de muerte a la ex amiga del Rey Emérito Corinna Larsen, por lo que se le imputa un presunto delito de calumnias.

Villarejo ha reiterado que en las distintas reuniones que mantuvo con Larsen, entre las que ha citado algunas en Londres y Mónaco, pudo comprobar que «esta señora no mentía, que estaba realmente aterrada». «No hice más que reproducir lo que, no solo me había dicho Larsen, sino lo que luego después pude comprobar porque así me lo manifestaron altos mandos del CNI», ha declarado.

De acuerdo con el policía retirado, se vio con la empresaria germanodanesa, fingiendo que era un abogado que quería ayudarla, porque desde el CNI le indicaron que «era muy importante intentar recuperar una serie de documentos que afectaban a la seguridad del Estado». «Yo intentaba convencerla, seducirla, porque era mi trabajo», ha comentado, añadiendo que llegó a ganarse su confianza».

En este punto, ha aprovechado para expresar su sorpresa por lo que ha considerado una irresponsabilidad por parte de Sanz Roldán. «Yo dije: ‘¿cómo se le ocurre a este hombre ir allí a amenazar a esta mujer’?». Según ha contestado él mismo, las personas con quien trató el tema dentro del Centro Nacional de Inteligencia le explicaron que «quería quedar bien con el Señor», en una supuesta alusión a Don Juan Carlos.

«LA PERSONA MÁS VILIPENDIADA» DE ESPAÑA

Tras todo ello, y debido a que Sanz Roldán se lo habría tomado como «una cuestión personal», el ex director del CNI habría puesto en marcha una persecución contra Villarejo, de acuerdo con la versión del ex comisario. «Está clarísimo que es todo una operación perfectamente diseñada porque hay que aniquilar a un sujeto que se ha atrevido a cuestionar el funcionamiento de una persona que abusa de su condición», ha defendido. «Debo ser el único idiota de este país que se atreve a denunciar al director general del CNI», ha añadido.

En este sentido, se ha mostrado seguro de que si no hubiera actuado contra el ex jefe de la Inteligencia española habría seguido «igual» que en los últimos años, resaltando que ha trabajado con «distintos gobiernos». «Soy la persona más vilipendiada de este país por decirle al señor Sanz Roldán lo que los demás no se atrevían», ha insistido, para apostillar que no le tiene «miedo» y que no se arrepiente «en absoluto» de lo que hizo: «En la vida uno tiene que vestirse por los pies, y jamás nadie me va a hacer arrodillar».

No obstante, a lo largo de su declaración ha puesto de manifiesto varias veces que está «físicamente fastidiado», ha mencionado problemas de memoria, espalda y oído, y se ha quejado, al igual que su abogado en las cuestiones previas, de que no se ha respetado el principio de ‘igualdad de armas’. «Estas son mis armas, papel y lápiz», ha dicho mostrándoselas al juez y a las partes.

A pesar de los problemas de memoria que dice tener, después de pasar más de cuatro años en prisión en lo que ha definido como una situación de confinamiento por estar incomunicado, Villarejo ha advertido de que está experimentando un «efecto de neuroplasticidad». «Estoy empezando a recordar todo y dedicando muchas horas», ha dicho.

También ha expresado su «admiración» hacia el juez, Jesús de Jesús, por que «se pueda mantener independiente de tanta presión», teniendo en cuenta que –ha apuntado– debe haber un «miedo atroz» a lo que pueda decir en una vista oral. «Estoy condenado de antemano», ha concluido Villarejo.