Cuando queremos atraer la suerte para nosotros mismos o para los demás cruzamos los dedos. Cuando queremos que algo nos salga bien le decimos a otra persona “cruza los dedos por mí” o cuando tu mejor amigo va a una entrevista de trabajo le deseamos suerte y decimos “cruzo los dedos”. Es uno de esos gestos antiguos que permanece vigente en la cultura popular aunque no sepamos bien por qué. De hecho, es un gesto que en occidente se viene haciendo desde hace siglos.
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No en todas las culturas cruzar los dedos se considera un gesto de buena suerte
Desde la BBC han hecho una serie de videos en los que explican los diferentes gestos que hacemos con las manos. El de cruzar los dedos para la cultura occidental es un gesto que atrae la buena suerte, pero no en todas las culturas es así. Por ejemplo, para la cultura Vietnamita es un gesto obsceno, pues los dedos cruzados les recuerdan a los genitales femeninos. Viene a ser su equivalente a levantar el dedo corazón dirigido a otra persona en occidente.
En la actualidad, el gesto de cruzar los dedos para desear suerte podemos usarlo incluso a través de las redes sociales pues tiene su propio emoticono.
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Cuál es el origen del gesto de cruzar los dedos
En origen, cruzar los dedos era una antigua costumbre pagana que requería de la intervención de dos personas. Así cada una de ellas cruzaba un dedo con el de la otra consiguiendo guardar sus deseos hasta que se hicieran realidad.
Otra teoría mantiene que el de cruzar los dedos es un gesto que viene de la primera época cristiana. Hasta la promulgación del Edicto de Milán en el año 313, el cristianismo era una religión perseguida. Cuando un cristiano se veía inmerso en una situación difícil cruzaba los dedos en recuerdo de la crucifixión de Cristo, para que este le ayudara. Además, el gesto de cruzar los dedos se convirtió en un saludo secreto entre los cristianos.
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Cruzar los dedos, un saludo cristiano
Cuando cruzamos los dedos se forma una figura muy similar a un pez. El del pez es uno de los símbolos que representan a Cristo en la religión cristiana. Lo empleaban a modo de saludo entre ellos, pero también cuando se veían obligados a mentir ante sus perseguidores. Creían que al realizar este gesto quedaban absueltos de sus mentiras.
Esa también es la razón por la que muchas personas hoy en día cruzan los dedos cuando dicen una mentira o una promesa que no se puede cumplir.
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Qué dice la ciencia del gesto de cruzar los dedos
Y es que, al final, la mayoría de las cosas que hacemos en principio sin tener claro el porqué también tienen una explicación científica. Según un estudio realizado por el Instituto de Neurociencia Cognitiva de la University College London cruzar los dedos puede ayudarnos a aliviar el dolor en los dedos hasta el punto de hacerlo desaparecer.
Por ejemplo, cuando te das un golpe en un dedo si cruzas los dedos consigues confundir al cerebro en su modo de procesar las sensaciones de dolor, pero también de frío y calor.
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Y… qué dice la ciencia de la buena suerte
Lo cierto es que los humanos siempre buscamos que la suerte esté de nuestro lado, por eso no solo realizamos gestos como cruzar los dedos, también jugamos a los juegos de azar o realizamos determinados rituales. Richard Wiseman es un profesor de la Universidad de Hertfordshire en Reino Unido que lleva años estudiando la suerte. Wiseman ha escrito libros como Nadie nace con suerte (Temas de Hoy) en los que detalla sus teorías.
Su conclusión es muy sencilla, la suerte existe, pero no como la hemos interpretado tradicionalmente “encadenamiento de los sucesos, considerado como fortuito o casual” (RAE) sino como una especie de profecía autocumplida.
Dicho de otro modo, la suerte es entendida por este profesor como un producto que viene determinado por nuestros pensamientos y nuestro comportamiento. La suerte se entiende así como una cualidad que somos capaces de desarrollar.
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Qué características definen a las personas que tienen buena suerte
Wiseman en sus estudios se propuso averiguar qué características eran las que distinguían a las personas que se consideraban afortunadas de las que no. Para ello analizó las trayectorias, creencias y cualidades psicológicas de 400 voluntarios de diferentes edades y de diferentes ámbitos profesionales. Identificó 4 características básicas que distinguen a las personas que se consideran afortunadas:
- Saben crear o identificar donde están las buenas oportunidades en la mayoría de las ocasiones.
- Son capaces de escuchar a su intuición a la hora de tomar decisiones positivas.
- Utilizan las expectativas positivas para generar profecías que son autocumplidas.
- Por último, son personas resilientes, que saben transformar la mala suerte en buena.
Y es que en la actitud está la clave. Si emprendemos cualquier cosa pensando que vamos a fracasar, estaremos tensos y ansiosos esperando los golpes de la vida y no sabiendo muy bien cómo hacerles frente. Al contrario, las personas que se consideran afortunadas se muestran siempre dispuestas a afrontar retos y a probar experiencias nuevas.
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La buena suerte llama a la suerte
Parece ser que las investigaciones científicas cada vez avanzan más a la hora de explicar el concepto suerte. En este sentido más allá de los escépticos que reducen la suerte a factores estadísticos y de las personas que creen en el valor de los amuletos, los estudios demuestran que nuestras ideas y creencias sobre el concepto suerte se unen a nuestra experiencia de buena o mala suerte en el pasado y a nuestra personalidad para dar unos u otros resultados.
Y es que lo que pensamos sobre la suerte influye en nuestro modo de comportarnos en situaciones arriesgadas. En la cultura china, la suerte se considera como un rasgo interno al igual que la inteligencia u otras cualidades. Pero también creen que debe ir asociada al trabajo duro.
Así que ya lo sabes, no dudes en cruzar los dedos para llamar a la buena suerte pero no dejes en ningún momento de mantener una actitud positiva y trabajar duro para atraerla.
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