Psicólogo infantil: «Para que los hijos se desenganchen del móvil, primero les toca a los padres»

El psicólogo infantil y juvenil de La Salud de València, David de Cubas, recuerda ante la llegada del Black Friday que la compra «en masa» de tecnología contrasta con la queja constante de los padres por la adicción que sus hijos tienen con las pantallas. «Para que los hijos se desenganchen, primero lo tienen que hacer los padres», defiende.

«La fotografía se repite en casi todos los hogares: niños pequeños con un teléfono para que dejen tranquilos a sus papás, preadolescentes que no se dedican a otra cosa que no sea jugar, adolescentes que queman las redes sociales y adultos que no saben vivir sin el ‘smartphone’ de última generación», expone en un comunicado del centro hospitalario.

Ante esta situación surge, para el también autor del libro ‘Educación familiar en la era digital’, la pregunta de si toda la actividad digital de una familia tiene repercusión en la educación y el estado emocional de los hijos. «Y la respuesta contundente es sí, la tiene», recalca invitando a «ser coherentes y, por unos instantes, parar a pensar en lo que estamos haciendo con los dispositivos».

A la hora de la verdad, advierte, muchas familias no saben cómo gestionar la adversidad y «siguen utilizando un estilo educativo familiar anticuado, basado en el miedo, el poder y el castigo». «Están criando a sus hijos en un país idílico llamado ‘happylandia'», ilustra en un símil de que «los hijos obtienen casi siempre lo que quieren».

El experto aboga por educar con estrategias claras que acompañen durante el proceso de crecimiento personal y de forma constante a todos los miembros de una familia: «EDUCAR en la era digital conlleva de un nuevo reto educativo al que muchos de los papás y mamás nacidos en la era analógica se enfrentan».

«Peleas constantes por dejar el móvil cuando tienen que estudiar, adolescentes que se acuestan con su ‘smartphone’ y duermen menos horas, preadolescentes que juegan en la videoconsola a juegos que no pueden por edad, discusiones constantes, uso inadecuado de las redes sociales tanto en forma como en tiempos, bajo rendimiento escolar, ausencia de ejercicio físico, ciberacoso y acoso escolar en redes entre adolescentes…». Estas son algunas de las situaciones que pone como ejemplo del uso inadecuado de los dispositivos.

Para el psicólogo, es hora de tomar el control ante este «despropósito social», ya que se pregunta cómo es posible que menores de 6 años pasen más de una hora ante una pantalla, que niños de quinto de Primaria tengan móvil o que otro de 13 años no deje ver sus redes sociales a sus padres. «¿Cómo pueden llegar a subir fotos en las redes un tanto delicadas niñas de 12 y 13 años? ¿Cómo son capaces de acosar a un amigo/a por medio de las redes?», se cuestiona.

ENGANCHADOS MÁS DE 42 DÍAS AL AÑO

Y «lo que es más duro», a su juicio, es que los contenidos de redes sociales, aplicaciones y plataformas pueden llegar a controlar su conducta: «Que alguien me diga que solo ve un capítulo de una serie y lo deja para el día siguiente o que un adolescente esta sólo unas tres horas diarias usando su ‘smartphone’, lo que supone 42 días completos al año. ¡¡Una auténtica barbaridad!!».

Contra esta realidad, el especialista trabaja con familias y percibe que algunas empiezan a educar desde muy pequeños en el buen uso de los dispositivos, lo que supone que «tienen mejor clima familiar, menos conflictos y mayor comunicación».

Y todo esto, en su opinión, es posible únicamente con la ausencia de dispositivos a menores de 6 años: «Lo que necesitan nuestros hijos es moverse, saltar, correr, manipular objetos, aburrirse, pintar, salir a la calle, jugar con sus iguales… y todo ello sin tecnología, así de sencillo y de complejo».

Los niños, insiste, «pueden vivir perfectamente sin una pantalla a su lado, sin un uso abusivo de los dispositivos de los que dispongan, pero para ello hay que ponerse cuanto antes y contra más pequeños mejor».

Entre sus consejos, los adultos deberían gestionar el número de horas que ellos, como padres, pasan en casa con su dispositivo. Otra acción es establecer de una clara y concisa el uso de cualquier dispositivo dentro de la habitación de los hijos. Su principal recomendación es que no tengan televisión en su dormitorio y que se marque un tiempo de uso para el ordenador, así como que el ‘smartphone’ ‘duerma’ siempre fuera de la habitación.

«Aunque parezca una utopía», el psicólogo aboga porque no se dé un móvil a un menor antes de su entrada en el instituto, a finales de los 12 o 13 años. «Todos los padres me dicen lo mismo: todos sus amigos ya tienen móvil y él entonces es el rarito»», lamenta, y aconseja decir a los hijos que en su familia hay unos objetivos educativos para evitar las consecuencias del uso inadecuado de la tecnología.