La nueva tasa de basuras, conocida como tasa de gestión de residuos para los ayuntamientos o directamente "basurazo" para los ciudadanos, está generando un profundo malestar en diferentes puntos de España. Su aplicación se está llevando a cabo progresivamente en distintas ciudades del país, pero el problema es que cada consistorio establece sus propios criterios, afectando de manera desigual a los vecinos.
Este tributo viene motivado por una directiva europea de residuos (2018/851/UE) que trata de promover los principios de economía circular, incremento de la eficiencia energética o reducción de la dependencia energética de la Unión Europea, pero lo cierto es que no establece la obligatoriedad de la creación de tatas domésticas, sino que recomienda a los estados hacer uso de los instrumentos económicos y de otras medidas para proporcionar incentivos.
Sí, la directiva menciona las tasas y el empleo de sistemas de pago por generación como fórmulas, pero en España se adoptó como una nueva tasa de basuras incluida en la Ley 7/2022, del 8 de abril, de residuos y suelos contaminados para una economía circular, que fue redactada como proyecto de ley por el Gobierno y tramitándose en Congreso y Senado con enmiendas. Se aprobó con los votos a favos de PSOE, Unidas Podemos, Ciudadanos, PNV y EH Bildu, se abstuvo el Partido Popular y se opusieron ERC, Junts y Vox.

Esta obliga a los municipios con más de 5.000 habitantes a aplicar antes del 10 de abril de 2026 "una tasa o, en su caso, una prestación patrimonial de carácter público no tributaria", por lo que da libertad a cada ayuntamiento de aplicar la tasa a su manera. Y ese está siendo el verdadero quebradero de cabeza: cada consistorio aplica su propia normativa municipal, creándose una disparidad de ordenanzas con criterios muy variados.
Una brecha de 230 euros según municipio
Lo que estamos viendo desde hace unos meses, deja bastante claro que urge una normativa que unifique los criterios de cálculo para dejar atrás el caos. Según un estudio de la Fundació ENT, la tasa de basuras se sitúa en 116,32 euros de media por hogar. Debe cubrir la totalidad del coste del servicio municipal, lo que implica recogida, transporte y tratamiento de los residuos.
La mayoría de consistorios decide los tributos ponderando la localización del inmueble, pero cerca de un 10 % tienen en cuenta, en cambio, el valor catastral, el número de habitantes o el consumo del agua. Se llegan a observar diferencias de hasta 230 euros según la ciudad, con Palencia cobrando una cuota media de 57,41 euros y Valencia exigiendo 287,56.
Palencia cobra una cuota media de 57,41 euros, mientras Valencia exige 287,56
"Lo del tasazo de basuras municipal es la gran estafa del siglo", cuenta Ángel. Algunos afectados coinciden en que los ayuntamientos podrían haber hecho una interpretación más favorable para que se pagase bastante menos. En Elche, Alicante, se adaptó e interpretó la tasa de una forma más favorable para la gente con rentas bajas, ascendiendo únicamente en unos 2 o 3 euros", ponen como ejemplo.
"Los ayuntamientos no estaban obligados a crear una tasa. Podían cubrir esos costes mediante otra figura o partida presupuestaria, siempre que respetara el principio de sostenibilidad financiera y trazabilidad de costes. Podían, con respaldo legal, establecer una prestación patrimonial pública no tributaria, o incluso financiar los costes mediante recursos presupuestarios generales si optaban por no aplicar un sistema de pago", explican los expertos.
En Barcelona, la tasa se aplicará de forma gradual de 2025 a 2027, y en otros lugares se están aplicando cambios ante el descontento de los vecinos. Es el caso de municipios como Santa Coloma de Gramenet, donde se reducirá un 14 % el próximo año y se premiará a quienes reciclen. En pueblos de Pontevedra se han aplicado tasas fijas (como en Alcobendas), y en Bilbao directamente no se cobrará hasta el año que viene.

Mientras, en Madrid ha habido polémica desde el inicio de su aplicación en septiembre. El gobierno de José Luis Martínez Almeida ha rectificado y la nueva ordenanza de la Tasa de Gestión de Residuos que se aprobará en 2026 tendrá en cuenta el número de empadronados en cada vivienda a 1 de enero de 2026. Ya no existirá una tarifa de generación única por barrio.
También se apuesta por una reducción del tipo general del Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) del 0,428 % al 0,414 %, dado que en la capital ya se incluyen labores de limpieza en el mismo. "Es una forma de subirte más de un 20 % los tributos municipales dando exactamente el mismo servicio de siempre y echándole la culpa a otro", se queja Andrés, ciudadano de la capital, harto del cruce de acusaciones habitual entre PP y PSOE por este asunto.
Nueva tasa de basuras, misma suciedad
Y, pese a todo, prácticamente ningún vecino de los municipios que han empezado a cobrar la tasa de basuras está notando un servicio más eficiente o mejores labores de limpieza. En barrios concretos de las grandes ciudades, la situación ha ido a peor con el paso de los años, así que ha aumentado la indignación al ver que les cobran más dinero por el mismo servicio ineficaz.
"En España tanto el Real Decreto 110/2015 sobre residuos de aparatos eléctricos y electrónicos como el RD 1055/2022 de envases y residuos de envases establecen tasas que van incluidas en el precio de los productos para su reciclado posterior. Si ya pagamos eso en el precio del producto, ¿por qué existe la tasa de basuras para esos residuos? ¿No es una doble imposición?", protestan.
Una vecina de la calle Hortaleza, en Madrid, nos dice que acaba de pagar la tasa de basuras por valor de 223 euros, pero también ha recibido la notificación de tasas de basura por valor de 499 euros del local de su librería, que está alquilado. Lo que ve cada mañana cuando sale de su casa es basura acumulada por las esquinas y alrededor de los contenedores.
Por último, la aplicación de este "impuesto encubierto" —así lo llaman— está generando una corriente contraria al objetivo primario de la directiva europea que ha desencadenado todo. "La aplicación de esta tasa va a generar insumisión. Ya he oído decir a bastante gente que como contestación van a dejar de separar sus residuos. Dicen que, ya que van a tener que pagar, que los separen los que cobran", señala Nieves. "Yo ya no reciclo más", sentencia María.
Eso sí: hay que aclarar que, aunque muchos hayan intentando 'colarla', la tasa de basuras es obligación del propietario y no del inquilino alquilado, salvo que en el contrato de alquiler estuviera especificado que el arrendatario se debe hacer cargo de este tipo de tributos.







