Así golpea la 'baratoflación' que provoca que los alimentos básicos se encarezcan mucho más que los productos de lujo

La llamada “baratoflación” está cambiando las reglas del consumo: los productos básicos suben mucho más que los de lujo. Un fenómeno que golpea con fuerza a los hogares con menos recursos y dispara la desigualdad en la cesta de la compra.

¿Alguna vez has notado que los productos más baratos del supermercado son los que más han subido de precio? No es tu imaginación, lo que antes ayudaba a ahorrar, ahora vacía el bolsillo. A este fenómeno se le conoce como “baratoflación”, y está cambiando por completo la forma en que compramos y comemos.

Los expertos ya le han puesto nombre a este fenómeno, baratoflación (o cheapflation, si prefieres su versión inglesa). Y suena irónico, porque significa justo lo contrario de lo que promete. Según el Instituto de Investigación Urbana de Barcelona (IDRA), entre 2021 y 2024 los productos más baratos subieron un 37%, mientras que los de gama alta lo hicieron “solo” un 23%. Es decir, lo que antes te ayudaba a ahorrar, ahora te deja la cartera temblando.

¿Has notado que últimamente llenar la nevera cuesta más, aunque compres “lo de siempre”? No estás solo. España se ha vuelto adicta a las marcas blancas y a los productos “baratos” del supermercado… pero esa estrategia de ahorro ya no funciona. Lo más sorprendente (y frustrante) es que, en los últimos años, los alimentos básicos se han disparado mucho más que los de lujo.

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En los últimos años, los alimentos básicos (como el pan, la leche o el aceite) han subido mucho más que los productos de lujo. Esto significa que quienes menos tienen son, una vez más, los más golpeados por la inflación. Lo que antes era una alternativa económica, hoy se ha convertido en un lujo cotidiano que cuesta cada vez más mantener.

Detrás de esta tendencia hay una mezcla de causas, la especulación con los alimentos, la concentración de poder en pocas empresas y una estrategia de precios que castiga al consumidor medio. La consecuencia es clara, llenar la nevera nunca había sido tan caro, y lo más preocupante es que la tendencia parece lejos de revertirse.

Lo barato sale caro: cómo la inflación castiga a quienes menos tienen

Lo barato sale caro: cómo la inflación castiga a quienes menos tienen
Cuando los precios suben, muchas personas cambian marcas comerciales por marcas blancas. Fuente: Agencias

La baratoflación no es solo un juego de palabras, sino un golpe directo al bolsillo de las familias con menos recursos. Cuando los precios suben, muchas personas cambian marcas comerciales por marcas blancas, reducen formatos o directamente dejan de comprar ciertos productos. El problema es que esos artículos “económicos” son los que más se han encarecido.

Los datos son demoledores, en España, los alimentos básicos han subido más de un 30% desde 2021, y algunos (como la leche, la mantequilla o la carne) entre un 30% y un 50%. Y si te parece que el aceite de oliva o el café están imposibles, no te equivocas: su precio se ha disparado hasta un 80%.

Aprovecha las aplicaciones que comparan precios entre supermercados antes de hacer la compra. A veces, la diferencia de un par de euros por producto puede suponer más de 100 € de ahorro al mes.

Los grandes ganadores: empresas con beneficios récord

Los grandes ganadores: empresas con beneficios récord
El IDRA revela que los márgenes empresariales del agroalimentario han crecido un 38% desde 2020. Fuente: Agencias

Mientras los consumidores ajustan cada euro, las grandes compañías del sector alimentario han vivido su época dorada. El IDRA revela que los márgenes empresariales del agroalimentario han crecido un 38% desde 2020, y los grupos de distribución como Mercadona, Carrefour y Lidl declararon beneficios récord de 7.500 millones de euros en 2024.

Detrás de ese éxito hay un dato menos conocido: el mercado está concentrado en pocas manos. Seis grandes corporaciones (Vall Companys, Ebro Foods, bonÀrea, Nestlé, Coca-Cola Europacific Iberia y Grupo Fuertes) controlan más de 100 marcas y buena parte de la cadena alimentaria. Además, los alimentos se negocian en bolsas de futuros como si fueran acciones, lo que permite movimientos especulativos que elevan los precios sin relación directa con los costes reales.

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Entre 2021 y 2022, las grandes multinacionales que dominan el comercio mundial de cereal multiplicaron por tres sus beneficios. Todo mientras la cesta de la compra seguía subiendo y los salarios del sector se mantenían un 10% por debajo de la media nacional.

El efecto invisible: peor dieta, más desigualdad y un mercado desequilibrado

El efecto invisible: peor dieta, más desigualdad y un mercado desequilibrado
Los precios bajan muy poco o directamente nunca vuelven atrás. Fuente: Agencias

La baratoflación no solo vacía el monedero, también afecta a la salud. Según el estudio del IDRA, más del 60% de las personas con rentas bajas en Barcelona sufren sobrepeso u obesidad, consecuencia directa de una dieta más barata, pero menos nutritiva. Cuando la fruta o el pescado se vuelven un lujo, la alimentación se llena de ultraprocesados, y eso pasa factura a largo plazo.

Y aunque los costes energéticos y logísticos han bajado desde 2023, los precios no lo han hecho. ¿Por qué? Porque cuando un precio “salta” y el mercado está controlado por pocos, ese salto se convierte en el nuevo suelo. Es decir, los precios bajan muy poco o directamente nunca vuelven atrás.

Planifica tu menú semanal y compra solo lo que necesitas. No solo reduce el desperdicio (y el gasto), sino que ayuda a esquivar los picos de precios de última hora en productos frescos.

Un cambio necesario: del “comprar barato” al “comprar justo”

Un cambio necesario: del “comprar barato” al “comprar justo”
La baratoflación no es solo una historia de precios, sino de desigualdad. Fuente: Agencias

La baratoflación ha dejado claro que el problema no se soluciona solo con ayudas puntuales o descuentos temporales, tal y como intenta resolverlo el Gobierno actual. Los expertos coinciden en que hace falta reorganizar cómo funciona el mercado alimentario, limitando la concentración de poder y frenando la especulación financiera, vamos pequeñas soluciones a grandes problemas.

El reto no es solo pagar menos, sino garantizar que los alimentos esenciales no dependan del vaivén de unos pocos gigantes corporativos. Mientras tanto, el consumidor medio tendrá que aprender a moverse con más estrategia, comparar, planificar y exigir transparencia.

Porque, al final, la baratoflación no es solo una historia de precios, sino de desigualdad, un fenómeno que a veces suele estar controlado, pero que siempre es el causante de tantos problemas actuales. Lo que empezó como un truco para ahorrar terminó siendo una trampa. Y quizás haya llegado el momento de dejar de buscar lo más barato y empezar a pedir lo más justo.

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