El Athletic Club ha encendido la polémica al dirigirse a LaLiga para preguntar por la situación financiera del FC Barcelona en medio del creciente interés culé por Nico Williams. Concretamente, el club bilbaíno se interesó por si el Barça cumple o no con la llamada “regla 1:1”, que regula el equilibrio económico para inscribir jugadores. Sin embargo, esta jugada institucional se basa en dos errores de concepto que dejan en entredicho su estrategia y comprensión del marco regulatorio vigente.
Se ha instalado un discurso que cuestiona por sistema todas las operaciones del FC Barcelona. Es cierto que la herencia que cogió Laporta al llegar a la presidencia era muy preocupante. Hace un año se hacía muy complicado fichar e inscribir jugadores. En este contexto, el Athletic cree que si la situación siguiese así, el fichaje de Nico por el cuadro azulgrana no tiene cabida. Pero comete un error muy gordo. Bueno, como decíamos al inicio del texto, dos.

Error 1 del Athletic: confundir capacidad para fichar con poder inscribir
El primer fallo del Athletic ha sido interpretar que el Barcelona, al no cumplir con la regla 1:1, no podría fichar a Nico Williams. Este razonamiento es incorrecto. La norma 1:1 impide inscribir a nuevos jugadores si no se equilibra previamente la masa salarial o no se generan ingresos equivalentes, pero no bloquea la capacidad de ejecutar una cláusula de rescisión.
Es decir, el Barça puede pagar sin problema los 58 millones de euros de la cláusula de Nico Williams, firmar un contrato con el jugador y convertirse en su nuevo club a todos los efectos. Si luego no logra inscribirlo de inmediato, eso será un problema que deberá resolver con ventas o ajustes salariales, pero el fichaje seguiría siendo completamente legal y válido.
El Athletic ha confundido dos planos distintos: la operación de compra (fichaje) y la de registro federativo (inscripción). Y en ese error conceptual ha basado una protesta que carece de recorrido jurídico y operativo. No deja de ser una pataleta de quien comienza a temer por la marcha de su mejor futbolista.
Error 2: cláusula muy asequible en el mercado actual
El segundo gran error del club bilbaíno es haber fijado una cláusula de rescisión relativamente asequible para un talento de proyección internacional como Nico Williams. Aunque en su momento se vio como un gesto para facilitar su continuidad con una mejora salarial, ahora se vuelve en su contra.
Los clubes interesados, como el Barcelona, no necesitan negociar con el Athletic: basta con pagar la cláusula. Una vez hecho eso, el club vendedor queda completamente fuera de la operación. Y por tanto, no hay margen para bloquear o condicionar el traspaso con alegaciones como la capacidad de inscripción del comprador.
Además, pensar que un club como el Barça no va a asumir el riesgo financiero de inscribir a un jugador por el que ha pagado una cláusula solo muestra ingenuidad. En el pasado reciente, clubes con dificultades similares han cerrado operaciones y luego ajustado su economía a contrarreloj. Nico no sería la excepción.
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La pataleta del Athletic no es más que eso, una pataleta
El Athletic ha fallado en su lectura del contexto. Primero, por creer que un club que no puede inscribir automáticamente tampoco puede fichar. Segundo, por facilitar el fichaje de su estrella con una cláusula demasiado accesible, creyendo que eso lo haría menos atractivo.
El Barcelona, por su parte, sigue moviéndose con determinación y confianza. Sabe que la clave no es preguntar si puede fichar, sino estar preparado para inscribir cuando llegue el momento. Y mientras en Bilbao se enrocan en cuestiones formales, en Barcelona afinan números y contratos. El mercado de verano no espera, y la estrategia también se juega fuera del campo.