¿Compartes fotos de tus hijos? Estos son los peligros a los que los expones

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De acuerdo con los sondeos realizados, por lo menos un 30% de padres han compartido videos o fotografías de o con sus hijos en una red social por día. Esta suma es astronómica, y estos índices van incrementándose con el paso del tiempo, y aunque lo hagamos con la mejor de las intenciones, es probable que no tengas de idea de los peligros a los que los estás exponiendo.

Uno de esos riesgos ya tiene hasta un nombre en los ámbitos policiales y de crimen organizado y es el grooming, que es una actividad por la que un individuo adulto se hace pasar por Internet por un menor, teniendo intenciones ilícitas, y puede ser que una imagen que tú mismo hayas publicado convierta a tu hija o hijo en objetivo de este tipo de criminales.

Cuando hayas terminado de leer este artículo, es posible que te lo pienses dos veces antes de volver a compartir imágenes o videos de tus hijos, para impedir que puedan convertirse en un objetivo de esta clase de individuos, y de las organizaciones ilegales que ya existen y que explotan a los menores.

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¿Cuáles son los peligros a los que se exponen los menores por la sobreexposición de los menores en videos o fotografías por Instagram o Facebook?

Entre los riesgos a los que se exponen los menores cuyas imágenes son sobreexpuestas en Instagram, se encuentran:

  • El grooming: es la actividad en la que un adulto, por medio del uso de las redes sociales, finge ser otro menor de edad y se pone en comunicación informática con tu hija o tu hijo, y se gana la confianza del mismo. Esta actividad puede estar motivada por los videos o las fotos que han sido compartidas por los padres y el delincuente ha escogido a ese menor para hacerlo su víctima.

Además, con el perfil que aparece, es posible que el delincuente llegue a conocer la residencia, los gustos del menor, cómo se llama su mascota, donde estudia, entre otros, y con ello podrá iniciar una conversación que puede ser personalmente, encontrándose con el menor en los sitios que habitualmente frecuenta, o por medio de sus redes sociales, como su página de Facebook. Por supuesto sus intenciones no serán lícitas.

  • El ciberacoso: gracias a la información y las imágenes de los menores que se exponen en Instagram, es posible que cualquier individuo con intenciones ilícitas se pongan en contacto con éstos, con el fin de acosarlos o extorsionarlos.
  • La huella digital: cada vez que compartimos un video o una fotografía de nuestros hijos, estaremos creando una huella digital de los menores por Internet y recordemos que ellos no han dado su permiso para que fueran publicadas, lo que podría incomodarlos, dado que los adolescentes, sobre todo, pueden sentirse vulnerables y violentados en su privacidad, cuando sus padres comparten datos sobre su información que, a lo mejor, no desean que se conozca.

Algo en lo que los padres no hemos pensado es que esos videos e imágenes quedan posteadas para siempre y pudieran causarles inconvenientes en el futuro, cuando sus amigos o compañeros de trabajo se tomen la molestia de buscar su huella digital, las encuentren y las difundan.