La pelvis también sufre de varices

El Síndrome de Congestión Pélvica es una patología muy frecuente pero poco conocida que se caracteriza porque produce dolor en la zona inferior del abdomen; dolor de espalda; molestias y dolor durante la menstruación y al mantener relaciones sexuales; venas visibles e hinchadas alrededor de la zona genital; aumento de la micción  o dolor en las últimas etapas del embarazo. Otros síntomas también pueden ser la falta de energía, depresión o problemas con la defecación. Se desconocen las causas exactas por la que se produce este síntoma, pero las mujeres con  antecedentes familiares, una madre que lo haya padecido, por ejemplo, suelen ser más propensas a desarrollar la afección.  “Hasta hace pocos años,  las causas no se conocieron. Ha sido con el desarrollo de los TAC, las pruebas de imagen, que se descubrió la presencia de varices en la pelvis” explica el Jefe del Servicio de Radiología Vascular Intervencionista de la Fundación Jiménez Díaz,  doctor Eduardo Crespo. Este tipo de varices, suelen estar asociadas a los embarazos, pues los cambios hormonales y la presión que se genera en la pelvis debilitan los vasos sanguíneos que hay alrededor, aumentando la probabilidad de que se hinchen y se dilaten, lo cual impide que la sangre fluya con normalidad, y  fomenta la presencia de dichas varices.

El diagnóstico del Síndrome de Congestión Pélvica puede ser difícil, por eso, si se sospecha de él, el médico realizará una ecografía pélvica o transvaginal para descartar o confirmar el diagnóstico. Es importante que las pruebas se realicen estando de pie (bipedestación) pues en esta posición las venas muestran su verdadero diámetro. También se pueden utilizar, para evaluar la región pélvica en busca de venas dilatadas, Tomografías Computerizadas  o tomar  imágenes por Resonancia Magnética. Ésta es la mejor prueba no invasiva para diagnosticar el Síndrome de Congestión Pélvica y determinar su gravedad. Sin embargo, el diagnóstico definitivo se consigue realizando una flebografía pélvica. Esta prueba se lleva a cabo introduciendo un pequeño catéter para llegar a la zona de la pelvis y mediante una inyección de contraste se examina la zona afectada. La ventaja de este método, es que en el momento que se lleva a cabo se puede realizar el tratamiento directamente.

El dolor crónico que supone el Síndrome de Congestión Pélvica, se puede aliviar con algunos medicamentos para el dolor y antiinflamatorios no esteroideos. Sin embargo, este tipo de tratamiento no siempre es eficaz a largo plazo por lo que se debe tratar la afección mediante embolización, una técnica mínimamente invasiva que aliviará el flujo venoso en las venas pélvicas. Es un procedimiento ambulatorio con anestesia local y, en algunas ocasiones una mínima sedación. Consiste en acceder por una vena del antebrazo, introduciendo un catéter muy fino hasta las venas dilatadas de la pelvis. “Una vez allí las ocluiremos utilizando distintos materiales de embolización. Utilizamos partículas, pegamento o coils, que son pequeños alambres metálicos” apunta el doctor Crespo. Con este método se consigue cerrar la red venosa afectada en una sola sesión. Una vez realizada, la paciente queda en observación dos o tres horas y después se puede ir a su casa.

La mejora tras el tratamiento es muy rápida porque al no circular sangre por esas varices, el dolor asociado desaparece. En el 90 por ciento de los casos el dolor disminuye considerablemente y en el 50 por ciento desaparece completamente. “También desaparecerá la dispareunia, que es un dolor durante las relaciones sexuales así como la dismenorrea que es una alteración durante el sangrado menstrual” añade el especialista. Después de la intervención, la paciente acudirá a consulta para las revisiones necesarias. Esta técnica se puede repetir en caso de que, por cualquier circunstancia, reaparecieran las varices.

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