Escaladores de Greenpeace exigen en Gran Vía (Madrid) el cierre de las macrogranjas

Escaladores de Greenpeace se están descolgando sobre una lona desplegada en los últimos días en la calle de Gran Vía de Madrid que denunciaba el negacionismo de las macrogranjas con el lema ‘Las macrogranjas no existen’.

Así, los activistas están «troleando» su propia pancarta para exigir al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que cierre todas estas instalaciones de ganadería industrial que existen en España.

Los tres escaladores están haciendo un ‘grafiti’ sobre la lona de Greenpeace colocó el pasado martes para exigir el cierre de las macrogranjas. La ONG lleva años denunciando este modelo de ganadería industrial por su impacto sobre el medio ambiente, la salud humana y el bienestar animal.

La campaña se realiza tras el debate suscitado en las últimas semanas a partir de las declaraciones del ministro de Consumo, Alberto Garzón, al diario británico ‘The Guardian’ en las que valoraba que la carne que exporta España no es de buena calidad.

La lona llevaba el lema «las macrogranjas no existen«, una frase que se escuchó en estas semanas de discusión política y este jueves ha completado la frase con «pero cerradlas ya» porque la ONG considera que «no es momento de hacer de la ganadería intensiva un arma electoral» sino de tomar las medidas necesarias para acabar con su devastador impacto.

Greenpeace alerta que «de no hacerse nada», proyectos como la macrogranja proyectada en Noviercas (Soria) con más de 23.000 vacas podría ser una realidad en un futuro próximo.

La ONG califica de «sorprendente» que la clase política «desoiga las evidencias» sobre el daño de la ganadería industrial y «genere un circo mediático» acerca de las macrogranjas que «se están convirtiendo en uno de los principales problemas ambientales» en España.

El responsable de agricultura de Greenpeace España, Luís Ferreirim, exige que la ganadería industrial no se convierta en un «arma electoral arrojadiza» porque en plena emergencia climática «no hay tiempo que perder».

Por ello, pide «a todos los partidos» y en particular a quienes tienen en la actualidad competencias sobre las macrogranjas «responsabilidad» para poner fin a este problema que está provocando el incremento de las emisiones de gases de efecto invernadero, «envenenando las aguas del país, maltratando a los animales y agravando la despoblación rural».

La ONG afirma que desde los años 80 la producción de carne ha crecido casi un 1.000 por cien en España, frente al 150 por ciento de media en la UE o en otros países como Alemanía, Dinamarca o Francia.

Ferreirim, expone que la «inmensa» mayoría de alimentos de origen animal en España proceden de la ganadería industrial y asegura que sus consecuencias ya están a la vista.

CONTAMINACIÓN POR NITRATOS

En ese contexto, la ONG recuerda que la Comisión Europea ha llevado a España ante el Tribunal de Justicia de la UE por la contaminación del agua por nitratos que incluso ha dejado a muchos pueblos sin agua potable.

Para la Comisión Europea, España tiene «un problema sistemático» y añade que el 81 por ciento de las aportaciones de nutrientes a los sistemas acuáticos en Europa están provocados por la ganadería.

Precisamente el Boletín Oficial del Estado (BOE) ha publicado este jueves el Real Decreto para reducir la contaminación de nitratos que para Greenpeace es «un paso» pero que va a seguir siendo «insuficiente si no se va a la raíz del problema«, que considera que está, precisamente en la agricultura y la ganadería industrial.

«Se puede y debe hacer mucho más y, por supuesto, la organización espera que se aplique y cumpla esta nueva legislación» considera Greenpeace que exige además que se elimine o modifique la redacción del primer real decreto de ordenación bovina en lo que respecta a la disposición transitoria primera que asegura que, en la práctica, permitiría la puesta en marcha de los proyectos ya en trámite, como el de Noviercas (Soria), donde se pretende explotar hasta 23.520 vacas, más de 20 veces la capacidad máxima establecida en el borrador de este Real Decreto».

«Después del debate actual, sería indignante que esta macrogranja se hiciera realidad, así como otras que están sobre la mesa«, advierte.

La petición de Greenpeace por el fin de las macrogranjas ha recogido casi 350.000 firmas aunque la ONG aspira a llegar a 500.000 rúbricas para exigir acciones a los dirigentes políticos.