Un ciudadano portugués acusado de varios delitos contra la seguridad vial y de atentado, y que ha sido juzgado este jueves en Vigo, ha negado los hechos ante el tribunal, y ha asegurado que fue un vehículo de la Policía el que lo embistió a él, tras una persecución por la autovía A-55, entre Vigo y O Porriño.
Los hechos se remontan a la madrugada del 14 de agosto de 2019 cuando, según la Fiscalía, el acusado, Alexandre Manuel R.V., estaba en su coche, parado en un semáforo en un cruce al final de la Avenida de Madrid, a la altura del Seminario. Al percatarse de la presencia de una patrulla de la Policía Nacional, el conductor acusado dio un ‘acelerón’ y, saltándose el semáforo en rojo, se dio a la fuga por la autovía.
El ministerio público sostiene que fue circulando de forma temeraria, y haciendo caso omiso a las indicaciones del vehículo policial para que parase. A la altura de la salida de O Porriño, el conductor dejó la autovía y maniobró de forma brusca para evitar un control de la Guardia Civil que estaba en la zona con el fin de interceptarlo.
El acusado, tras hacer esa maniobra, enfiló una carretera en Sanguiñeda (Mos) y se incorporó de nuevo a la autovía en dirección a Vigo, aunque lo hizo en sentido contrario y circuló así a lo largo de 7,5 kilómetros, de forma peligrosa y poniendo en riesgo no solo a los vehículos policiales (incluida una patrulla de Policía Local que trató de frenar su huida), sino también a otros coches particulares que circulaban por el vial.
Ya de vuelta en Vigo, el conductor intentó salir de la autovía en la curva de Segade y, debido a la velocidad, remontó el talud e hizo un trompo. De ese modo, el coche se detuvo y quedó mirando en dirección al coche de la Guardia Civil, que lo iba persiguiendo. A continuación, reanudó la marcha con la intención de colisionar de frente con el vehículo policial, que tuvo que realizar una maniobra evasiva, pero que no pudo evitar un choque frontolateral.
Tras esa colisión, el acusado volvió a la autovía, pero un vehículo de la Policía Nacional, que también participaba en la persecución, le salió al pasó y lo obligó a apartarse a un lado, hasta que quedó atrapado entre el guardarraíl y un talud de hormigón.
La acusación pública sostiene, asimismo, que una vez sacado del vehículo y detenido, el procesado, pese a tener síntomas de encontrarse bajo los efectos del alcohol, se negó a someterse a las pruebas.
NIEGA LOS HECHOS
En el juicio celebrado este jueves en el Penal 1 de Vigo, el acusado (que solo respondió a las preguntas de su letrada defensora) negó estos hechos y aseguró que no conducía bajo los efectos del alcohol, que estaba parado en el semáforo delante del Seminario y que reanudó la marcha con normalidad cuando el semáforo se puso verde.
Según su relato no se percató de que la Policía lo había requerido para que parase y creyó que los dispositivos luminosos «eran de una ambulancia». Aunque no ha dado detalles de por qué emprendió la huida, sí ha señalado que, cuando circulaba de regreso a Vigo y quiso salir de la autovía, un coche de Policía lo embistió por detrás.
Asimismo, Alexandre Manuel ha relatado que, como consecuencia de ese choque, resultó herido en un brazo y que, pese a que reclamó asistencia médica, no fue trasladado a un centro sanitario. Del mismo modo, ha asegurado ante el tribunal que los agentes que lo sacaron del coche lo agredieron.
TESTIGOS POLICIALES
Todos los testigos policiales que han comparecido este jueves ante el tribunal han coincidido en señalar que el acusado realizó una conducción temeraria, alcanzando picos de velocidad de entre 140 y 160 kilómetros por hora, que circuló varios kilómetros en sentido contrario, y que puso en peligro la seguridad de otros conductores.
Los agentes de Policía Nacional que iniciaron la persecución han explicado que, estando el coche del sospechoso parado en un semáforo, les llamó la atención que el conductor realizaba «varios acelerones», por lo que se pusieron detrás de él y le alertaron con los dispositivos luminosos y acústicos. El conductor, haciendo caso omiso, no esperó al cambio de fase del semáforo y emprendió la huida a toda velocidad por la autovía.
Tanto los funcionarios de Policía Nacional como Local y los agentes de la Guardia Civil han ratificado la versión sostenida por la acusación pública, incluyendo el delito de atentado, puesto que el conductor encausado, poco antes del final de la persecución, embistió «deliberadamente» al vehículo de la Guardia Civil.
Además, los efectivos de la agrupación de Tráfico del Instituto Armado han corroborado que el conductor presentaba síntomas de encontrarse bajo la influencia de bebidas alcohólicas, pese a lo cual se negó en reiteradas ocasiones a someterse a las pruebas.
DELITOS Y CONDENAS
Por estos hechos, la Fiscalía considera a Alexandre Manuel R.V. autor de un delito de conducción temeraria, un delito de atentado contra agentes con medio peligroso, un delito contra la seguridad vial por conducir ebrio y otro delito por negarse a realizar las pruebas de alcoholemia.
El ministerio público reclama para él penas que suman 7 años y tres meses de prisión, así como la privación del derecho a conducir y la pérdida del carné. También pide que indemnice a los dos agentes de la Guardia Civil que resultaron heridos en la colisión, y a los que deberá abonar una suma de más de 16.000 euros.
Por su parte, la acusación particular se ha sumado a las peticiones de la Fiscalía, salvo en el delito de la conducción bajo los efectos del alcohol, que no ve probado. Asimismo, además de la responsabilidad civil, reclama para los agentes que sean indemnizados por lucro cesante, en relación a las productividades que dejaron de percibir por estar de baja (que suman algo más de 2.000 euros entre los dos).
Finalmente, la defensa ha mantenido que los efectivos policiales persiguieron al acusado «sin razón alguna», «lo embistieron» y le negaron la atención médica que reclamaba. Así, ha rechazado que su defendido condujese ebrio, que se hubiera saltado semáforo alguno o que hubiera atentado contra los efectivos de la Guardia Civil, por lo que ha pedido su libre absolución o, en todo caso, una condena solo por conducción temeraria.