Queso manchego: las claves para distinguir uno auténtico de uno falso

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Uno de las cosas más universales que tiene Castilla-La Mancha además de Don Quijote, es su queso. El Queso Manchego es muy valorado tanto en nuestro país como en el extranjero. Tiene una textura y un sabor característico. Este tipo de queso ha ganado innumerables concursos a lo largo del mundo. Y el queso manchego puebla las estanterías de los comercios gourmet de Tokio, Londres, París e incluso Nueva York.

Y como cualquier producto que triunfa, comienzan a salir las copias y las reproducciones. Y el queso manchego tiene bastantes. Hay muchas marcas que venden este tipo de producto como si tuviera denominación de origen. Nada que ver con la realidad. Este tipo de quesos no tienen nada de parecido con el verdadero queso de Castilla-La Mancha. Pero para que no te deje en evidencia tu cuñado cuando pongas queso manchego en la mesa y te diga que no es de esta denominación de origen, te vamos a dar varios consejos para diferenciar un queso real de una imitación.

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Aspecto del queso y sabores

Para identificar un queso manchego de uno que sea falso deberemos fijarnos tanto en su aspecto exterior como interior. Un manchego tendrá una corteza dura y no tendrá parásitos. Es amarillo pálido o verdoso si no se limpia la superficie de mohos.

Además, se pueden observar en la corteza los moldes tanto en la parte superior como en las caras. El queso es de una pasta firme y compacta que va del blanco marfil al amarillento. y tiene un olor láctico.

A la hora de comerlo, tiene un sabor ácido ligero. Es fuerte y a veces el sabor se torna a picante en quesos muy curados. El regusto es agradable y eso es gracias a la leche de oveja manchega. Su elasticidad es baja y tiene una sensación mantecosa y harinosa que puede llegar a ser granulosa en los quesos más madurados.