Delicadas y crueles: así es la serie de Netflix de poca originalidad, pero gran enganche

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El pasado 14 de diciembre, llegaba a las parrillas de la plataforma la nueva apuesta de Netflix por las series juveniles. Juvenil en teoría. Puesto que, aplicado a la práctica, las series de la Gran N del servicio en streaming de los últimos años han conseguido derribar la barrera del propio target. Instalándose en el hábito seriéfilo de muchos que escapan a la edad que establece. Y Delicadas y crueles posiblemente forme parte de ese tipo de producciones comentadas. Uniéndose a títulos como la hija de Carlos Montero, Élite, o el gran talismán de la plataforma: Stranger Things.

Billy Elliot es una película del año 2000 dirigida por Stephen Daldry. Una película que nos traslada a un momento delicado de la historia de Reino Unido, una huelga de mineros, con los respectivos enfrentamientos entre piquetes y policía. Donde un joven comienza a interesarse por una pasión recientemente descubierta: el ballet. La que será una de sus razones para vivir. Cisne negro, película del año 2010 dirigida por Darren Aronofsky, nos ofrece una nueva forma de pasión por dicha danza. Mostrando los verdaderos entresijos de una brillante bailarina absorbida totalmente por el ballet. A lo que se le suma la presión, la rivalidad y las potentes exigencias. Llegando a la confusión mental, anulando la cognición.

Pero estas dos versiones no son las dos únicas versiones para entender el ballet. Y Delicadas y crueles llega para demostrarlo. De nuevo, al igual que las producciones del principio, en un entorno teen. Con sus virtudes y sus respectivos defectos. Y el ballet, no podía ser de otra manera, como premisa de la ficción. Siendo eso que provoque la evolución y desarrollo de los personajes.  Así es Delicadas y crueles, la nueva serie de Netflix.

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¿Entre Élite y Cisne Negro?

Si lees la sinopsis de Delicadas y crueles, y la sinopsis de cualquier otra película de ballet, como las mencionadas, podrías pensar que son prácticamente lo mismo. Pero al ver la producción, te darás cuenta de que estás equivocada o equivocado. Puesto que lo único que comparten es la excusa narrativa del ballet. La premisa.

Pero si comenzamos a ver la serie, volvemos a presenciar otro gran parecido. Delicadas y crueles comenzará a semejarse demasiado a la producción española Élite. Se vendrá constantemente a tu memoria. Y no solo por ese ambiente teen. Sino por diferentes motivos: por ejemplo, la semejanza entre las instituciones educativas. Pues en Delicadas y crueles, las alumnas y alumnos también estudian en un colegido de élite, donde los nueves deben acatar y adaptarse a los códigos que incluso los propios alumnos contribuyen a establecer. Y a todo ello también se le suma el misterioso caso de una muerte. También de un personaje femenino, que contribuirá a que el espectador se enganche.

A pesar de todo ese bagaje de clichés y semejanzas que demuestran, de nuevo, la falta de originalidad a las nuevas producciones, quizás Delicadas y crueles sea tu serie. Algo que no brilla por su ausencia es la falta de intriga. Y, seamos sinceros, a todo el mundo le gusta dicha sensación. ¿A quién no le parece divertido? Y si esta nueva apuesta de Netflix termina por gustarte, hemos de decirte que estás de suerte. Pues su final apuntaría perfectamente a una segunda temporada. Pero eso sería entrar en material de spoiler, y preferimos que sea algo que juzgues tú.

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