Aunque sean un alimento que se llevan consumiendo desde hace bastante, los embutidos ya están ocupando un lugar negativo en las valoraciones de los expertos nutricionales y la OMS. De hecho, estos últimos ya están instando a evitar su consumo debido a que los considera carcinógenos para humanos. La Organización Mundial de la Salud ha incluido a los embutidos dentro del grupo de sustancias perjudiciales para el ser humano como el tabaco, el alcohol, el sol o la contaminación.
La OMS ha advertido de que deben eliminarse totalmente de la dieta debido a que pueden ser cancerígenos a largo plazo. De hecho, según un estudio, se ha detectado que los embutidos están detrás del cáncer colorrectal y el de estómago. También la Universidad de Harvard ha recomendado que no se consuman los embutidos, tampoco el bacon, los fiambres y las carnes procesadas. Vamos a ver cuáles son los peores embutidos que puedes comer determinando la cantidad de aditivos, grasas y la calidad de los ingredientes.
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Chorizo
La carne procesada según la Agencia Internacional de Investigación del Cáncer, son las transformadas por métodos como la salazón, ahumado, fermentación y otros procesos. Con ello se busca mejorar la conservación.
También se pretende potenciar el sabor. El chorizo puede contener carnes procesadas de cerdo en su mayoría. Pero también hay chorizos de aves e incluso incluir tripas y vísceras o sangre en su composición.
Este embutido de muchísimos tipos puede llegar a contener unas 350 calorías por cada 100 gramos que consumimos. De estos 100 gramos, el 40% son grasas y alrededor de un 12% son grasas saturadas. Además, poseen mucho sodio.
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Embutidos: Mortadela
A pesar de que este embutido se asocie con comida de calidad italiana, la mortadela no es demasiado recomendable. Este procesado se suele consumir en los desayunos y en las meriendas de los niños.
La composición es muy similar a la de otros embutidos similares en donde el porcentaje de carne incluido no llega ni al 50%. El otro 50% son aditivos como grasas y fécula de patata. En total contiene unos 25 gramos por cada 100 de grasas, de las cuales, 10 gramos son saturadas.
Al consumir unas cuantas lonchas de mortadela, vamos a superar por bastante la cantidad máxima recomendada por la OMS de grasas saturadas. Además, contiene un gran aporte calórico que no nos beneficiará en nada.
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Fiambre de pavo y pollo
Este fiambre que está tan de moda para las dietas de adelgazamiento tampoco está recomendado debido a su escaso valor nutricional. Estos productos suelen estar repletos de aditivos perjudiciales para nuestro organismo.
Además de un bajo contenido en carne de pavo o de pollo, este fiambre suele estar compuesto por sales añadidas, aditivos, fécula de patata o proteína de soja. Si nos fijamos en los ingredientes, nunca suelen alcanzar el 50% de carne.
Deberíamos revisar siempre la etiqueta de ingredientes y su composición. Cuando vayamos a elegir un fiambre que comprar para nuestra dieta, deberíamos adquirir los que superen el 90 o 95% de carne, que siempre estarán menos procesados y contendrán menos aditivos.
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Embutidos: Salchichón
El salchichón es un embutido con un alto contenido en calorías: Nada más y nada menos que 438 calorías por cada 100 gramos consumidos. Además, contiene unos 40 gramos de grasa, de los que 12 gramos son saturados.
El salchichón contiene una gran cantidad de sal y eso puede llegar a ser una causa del cáncer colorrectal. También este embutido contiene una gran cantidad de sodio. Si consumimos unos 100 gramos, superaremos las cantidades máximas recomendadas diarias.
La sal a la larga es muy perjudicial para el cuerpo humano. Según los expertos nutricionistas, debemos ir reduciendo la cantidad de sal de las comidas. Debemos acostumbrar al paladar a consumir menos sal y usar alternativas como las especias.
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Salchichas
Las salchichas son uno de los alimentos procesados más perjudiciales que puede haber. Son muy socorridos por las madres, ya que a los niños les encantan. Sin embargo, deberían evitarse o al menos tomarse muy de vez en cuando. También influye su bajo precio, ya que son muy baratas.
Con ciertos embutidos se piensa que hay que consumirlos con moderación debido a su bajo nivel de nutrición. Esto sucede con el salami, el chorizo o la morcilla. Sin embargo, en esta lista no aparece la salchicha de Frankfurt.
Estas salchichas suelen estar hechas con carne de cerdo o carne de pollo. El porcentaje de estas carnes nunca alcanza el 35%. También contienen un 35% de grasas. El 30% restante de la salchicha se completa con aditivos, nitratos y nitritos que son peligrosos para nuestra salud. Son unos alimentos que deberían usarse como mucho, una vez al mes y no tan habitualmente.
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Sobrasada
A pesar de que sea uno de los productos más característicos de Mallorca, la sobrasada debería tomarse con mucha moderación e incluso evitarse de la dieta. Es un producto realizado artesanalmente, pero eso no influye en que siga siendo perjudicial para nuestro organismo.
Hay embutidos que se elaboran de forma industrial y también los que se hacen de forma tradicional, con carnes de animales sanos y bien alimentados y sin aditivos. Esto siempre hay que tenerlo en cuenta a la hora de comprar estos productos.
Sin embargo, la sobrasada está compuesta por cerca de un 70% de grasas en forma de tocino. Esta cifra es muy superior a la de otros embutidos. El 25% de esta grasa además es saturada. Este plato va a afectarnos al colesterol y debería consumirse muy esporádicamente y en cantidades muy pequeñas para que no corramos ningún riesgo.
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Comprar embutidos
Lo importante a la hora de comprar un embutido, según los expertos nutricionistas, es fijarse en los componentes. Debemos observar el porcentaje de carne. Si es muy elevado, es algo más sano que el resto de embutidos.
Pero esto de tener un gran porcentaje de carne no se suele dar. Por lo general este porcentaje es bajo, ya que son procesados industriales. Sin embargo, hay algunos alimentos recomendables.
Entre ellos estría la cecina o el jamón, que, si que se aconseja consumirlos, pero de forma moderada. También se pueden sustituir los embutidos por otros tipos de proteínas como el queso, el huevo o el pescado como sardinas y atunes.
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