Suele decirse que el roce hace el cariño, y en pocos sitios se rozarán más las personas que en Gran Hermano. El programa de Telecinco, uno de los realities más veteranos y exitosos de nuestra parrilla, consiste precisamente en eso. En meter a mucha gente junta en una casa hasta que se harten los unos de los otros…o hasta que se enamoran. Las dos cosas pasan todas las temporadas, aunque es cierto que lo primero con mucha más frecuencia de lo segundo. Si no estaríamos hablando de First Dates, y esto es Gran Hermano: escándalo, gritos e insultos. La receta que garantiza el éxito.
Pero donde hay odio suele haber amor. La mayoría de las veces un amor puntual, que dura dos telediarios o, mejor dicho, dos galas y un par de debates. Pero existen también relaciones que se mantienen aún fuera de Guadalix y llegan al altar. Es raro, es extraordinario y totalmente atípico, pero ocurre. Pero, qué carajo, así es el amor siempre: raro, extraordinario y atípico.
6Yoli y Jonathan
En la edición Gran Hermano 15, Yoli se encaprichó de Jonathan casi desde el primer día. Él parecía estar a lo suyo, y tardó bastante en darse cuenta de lo que ella sentía por él. Yoli siguió intentándolo, insistiendo una y otra vez. Dentro de la casa las cosas no funcionaron, pero ya al terminar el programa se atrevieron a empezar una relación seria.
Todo les fue estupendamente. Incluso pasaron por el altar y tuvieron una niña juntos. Por desgracia, poco a poco empezaron a torcerse las cosas y el amor se fue agotando. El pasado mes de marzo supimos que su relación había llegado a su fin. Nada es para siempre.
