El Gobierno señala a África como una de las prioridades de su política exterior

El ministro de Asuntos Exteriores, UE y Cooperación, Josep Borrell, apuntó este miércoles a África como una de las puntas de lanza de su política exterior, con Sudáfrica, Etiopía y Nigeria como mascarones de proa de esta línea de acción política.

Así se pronunció el jefe de la diplomacia española durante su comparecencia ante la Comisión de Asuntos Exteriores del Congreso de los Diputados, en la que dio cuenta del III Plan África y de la multa de 30.000 euros que le ha impuesto la Comisión Nacional de Mercado de Valores (CNMV) por uso de información privilegiada.

Borrell reconoció que el plan no tiene un «plazo de validez definido», siendo válido hasta que llegue el cuarto plan y subrayó que el continente africano representa una «gran oportunidad» para España, por lo que anunció la próxima creación de una comisión interministerial para África y la recuperación de la Mesa para África.

Explicó que este plan se centra en tres países capitales en el continente, cuya importancia elevó de tal modo que «si les va mal, el continente africano zozobrará»: Sudáfrica, Etiopía y Nigeria, tres «potencias regionales».

Anunció una «ofensiva diplomática» de España para la próxima primavera en el Cuerno de África y señaló a Ghana, Costa Marfil, Mozambique, Senegal, Angola, Kenia y Tanzania como siete países preferentes a los que el Gobierno prestará atención, sin olvidar a Guinea Ecuatorial, donde se incentivará la «democracia, los derechos humanos, la prosperidad y la paz como marco para mantener unas relaciones cada vez más estrechas».

El plan presentado por el ministro cuenta con cuatro objetivos: «contribuir a la paz y a la seguridad», «promover el crecimiento, el empleo y el desarrollo sostenible», «fortalecer las instituciones» y buscar una «movilidad sostenible y ordenada en ambas direcciones y entre ellos mismos».

En el primero de ellos, afirmó que España cuenta con un «despliegue impresionante» de sus Fuerzas Armadas en misiones internacionales, lo que le valió para aseverar que «su seguridad es nuestra seguridad» y apuntó que en determinados países del continente «el terrorismo campa a sus anchas, pero no se quedará allí, sino que lo utilizarán como base para acercarse a nuestras casas».

Respecto al segundo de ellos, concretó que este año seis de los diez países que más crecen en términos económicos son africanos, especificando que Ghana y Etiopía lo hacen por encima del 8%, más que China. También explicó que el crecimiento medio del continente será del 6% en los próximos años, allí hay 400 millones de personas que se ubican en la clase media, lo que implica la necesidad de crear 900 millones de puestos de trabajo anuales. Ante este panorama, observó esencial que las empresas españolas profundicen su actividad aprovechando los mecanismos de integración africana».

Acerca del tercer punto, advirtió del riesgo de caer en el «neocolonialismo» y consideró «difícil» incorporar a la mujer «plenamente en la dinámica laboral». También instó a prestar ayuda a poner en marcha «registros civiles fiables, actualizados y basados en registros biométricos» para hacer elecciones con fiabilidad. Ilustró que España cuenta con 28 embajadas, 22 de ellas en el África subsahariana, cuatro consulados generales y una antena diplomática en Gambia y pronto contará con otra en Chad. «Eso es poco para un país como España», reconoció. Confirmó que pronto se inaugurará una embajada en Dakar (Senegal) y el refuerzo de las misiones diplomáticas españolas.

En cuanto a la movilidad indicó de cada cinco migrantes africanos, cuatro van a otros países y sólo uno a Europa, por lo que concluyó que será necesario trabajar para que la inmigración «sea una opción y no la única alternativa» y «reforzar la capacidad de los países africanos que reciben la migración para ordenar el flujo».

Llamó la atención de que en 2050 doblará su población actual, pasando de los 1.200 millones a los 2.400 millones de habitantes en la actualidad, arguyendo que este ‘boom demográfico’ presenta dos posibles escenarios: el «dividendo demográfico» que proporcionará tener una población joven y el peligro que representa que esa juventud no tenga las condiciones necesarias para «desarrollar su proyecto vital en libertad» y caigan en la tentación de la «violencia política, el yihadismo y la inmigración irregular».

Por último, destacó la pretensión del Gobierno de defender y promover los derechos humanos y la igualdad de género, promover el «multilateralismo eficaz» y la «diferenciación» de la actuación española en cada país.