Unboxing, el nuevo cortometraje de Jaume Balagueró e Ibai Llanos

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Lo de Ibai Llanos este último año está siendo, como diríamos todos sus seguidores, “de locos”. Desde que fichó por G2 Esports, el comentarista de videojuegos reconvertido en streamer parece hacer historia con cada emisión que finaliza. Está moviendo en cada directo a infinitas personas, llegando a tener los picos más altos de audiencia en torno a las 150.000 personas simultáneas.

Especiales 24 horas, con disfraz de detective e impostor para cambiar de roles según lo asigne el videojuego, o trayendo a la emisión hasta al mismísimo David Broncano. O, sin ir más lejos, hace un par de noches, reuniendo a tres de los jugadores internacionales de fútbol más grandes que han pasado por equipos nacionales: Sergio Agüero, Thibaut Courtois y Neymar da Silva.

Pero lo ocurrido en el directo que realizó la noche del pasado 9 de noviembre fue de otro mundo. Algo que nadie esperaba. Una combinación de La Casa de Papel, Stranger Things y videojuegos, presentando la nueva PlayStation 5, que fue de otro mundo. Un Unboxing que terminó convirtiéndose en el primer para Netflix que se emite en riguroso directo. ¿Quieres saber de qué se trata?

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Así es Unboxing, el último streaming de Ibai Llanos

Hace unos días publicó en las redes unos tweets en los que transmitía a la comunidad que desde PlayStation le habían enviado un modelo de la nueva consola muy especial. Y que pronto haría un directo realizando la apertura de la consola y probándola en primicia en su canal de Twitch. Ese día fue el 9 de noviembre.

Inicia directo, aparecen caras muy conocidas como la de sus amigos Ander, Reven y Barbe, también streamers; abre la caja de la consola, inicia el gameplay de Astro’s Playroom y la emisión da un vuelco. Un panel que imita la famosa pared de Stranger Things comienza a iluminarse y a apagarse violentamente. Lo mismo ocurre con el resto de luces de su habitación. Cualquier dispositivo electrónico comienza a activarse y apagarse solo. Y la habitación queda totalmente a oscuras.

Corriendo, entra su compañero Barbe para comprobar que está bien. A gritos, le dice que un tipo está subiendo por las escaleras, y que viene hacia aquí. No tardaríamos mucho en ver a una persona vestida con un mono rojo y enmascarada con una careta de Dalí. Además, portando un lanzallamas que disparaba por toda la habitación. Una función próxima a su fin, con un telón de ladrillos y pladur, que encerraba a Barbe e Ibai en un cubículo que cada vez se iba haciendo más pequeño.

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