Durante años, España fue el paraíso de las tarifas baratas con compañías como Digi, Simyo o MásMóvil, entre otras. Por 10 o 15 euros al mes, millones de clientes hablaban, navegaban y cambiaban de operador con la misma facilidad con la que cambiaban de marca de café.
La competencia feroz entre compañías creó una guerra de precios que parecía no tener final. Pero ese modelo se agota. El mercado de la telefonía entra en una nueva etapa: la del reajuste.
LA FUSIÓN ENTRE ORANGE Y MÁSMÓVIL LO CAMBIÓ TODO... INCLUSO A DIGI
El fenómeno tiene nombre y apellidos: fusiones, subidas de tarifas y el llamado efecto Digi. Las grandes operadoras buscan oxígeno en un mercado saturado y presionan hacia arriba los precios, mientras la rumana Digi se ha convertido en el gran actor que altera las reglas.
La fusión entre Orange y MásMóvil, aprobada por Bruselas a comienzos de año, ha sido el detonante. De esa operación nace un gigante con más de 30 millones de líneas móviles y fijas, que busca reducir costes y recuperar rentabilidad. El mercado llevaba tiempo esperando este movimiento debido a que existían demasiadas marcas, demasiadas ofertas y márgenes al límite.
España tenía uno de los precios más bajos de toda Europa. Era insostenible", reconocen los analistas de MarketScreener. "Durante años, las compañías sacrificaron beneficios para ganar cuota. Pero eso ya no da más de sí".
DIGI, EL FENÓMENO DEL MOMENTO
Y es que ahora, la nueva Orange-MásMóvil, junto con Telefónica y Vodafone, concentran ahora la mayor parte del mercado. Y los movimientos no se detienen: Vodafone ha vendido su filial española a un fondo británico, Zegona, que promete "reactivar" la marca, pero lo primero que ha hecho es anunciar subidas de precios.
Los usuarios lo notan en sus facturas. Las promociones se han reducido, los descuentos ya no duran un año sino unos pocos meses, y la letra pequeña vuelve a ser protagonista. Muchas tarifas suben tres, cinco o hasta diez euros al mes.
Como puede dar fe el autor de este artículo, antes se pagaban unos 25 euros al mes y ahora la factura supera fácilmente los 35. Las compañías insisten en que ofrecen más gigas y mejores servicios, pero para quienes solo usamos el móvil para WhatsApp, llamadas y algo de música, esas mejoras apenas se notan. Al final, lo que muchos buscamos es sencillo: pagar menos, no acumular datos que nunca llegaremos a gastar.

En medio de ese panorama, Digi se ha convertido en el fenómeno del momento. Con una estrategia basada en precios bajos y servicio sencillo, la empresa rumana ha captado más de un millón de clientes en solo un año. Su fibra y móvil por menos de 20 euros ha arrasado entre los hogares que buscan pagar menos sin complicaciones.
la nueva Orange-MásMóvil, junto con Telefónica y Vodafone, concentran ahora la mayor parte del mercado
Sin embargo, su éxito ha generado un efecto paradójico. Por un lado, fuerza a las grandes a revisar sus estrategias; por otro, demuestra que todavía hay un público enorme dispuesto a cambiar de operador si se les aprieta el bolsillo.
Las grandes compañías miran a Digi con recelo, pero también con cierta resignación. Lo más parecido a una tormenta perfecta. Porque mientras los grandes buscan rentabilidad, Digi crece con una estructura mucho más ligera y con menos costes. Pero no podrá mantener esos precios siempre...
EL FIN DE LA ERA LOW COST
La telefonía móvil fue durante años uno de los pocos sectores donde los precios bajaban. Cada nuevo operador entraba con ofertas más agresivas, cada cliente que amenazaba con marcharse recibía un descuento o un móvil gratis. Hoy, esa dinámica ha cambiado.
El encarecimiento de la energía, las inversiones en 5G y la presión de los costes han llevado a las compañías a subir precios y reducir promociones. Ya no hay margen para seguir recortando. "La fiesta del low cost se acabó", dice los diferentes analistas.

El nuevo escenario apunta a menos operadores, más fusiones y tarifas más estables, pero también más caras. La competencia ya no se mide solo por el precio, sino por la calidad del servicio y la cobertura de la fibra y el 5G. Los clientes, mientras tanto, se enfrentan a un cruce entre pagar más por lo mismo o volver a buscar refugio en opciones alternativas como Digi, Finetwork o Lowi.
La burbuja del low cost está a punto de estallar, y con ella termina una etapa de la telefonía española marcada por la guerra de precios y las tarifas imposibles. El mercado se reordena, las compañías se fusionan y el cliente vuelve al centro del tablero, pero esta vez con menos poder de negociación.






