En la noche del 31 de octubre, ya no importa el "truco o trato" o la cantidad de caramelos que consigan los niños. La realidad más evidente es que el negocio de Halloween se ha apoderado del ocio nocturno en España. Las luces de las discotecas se tiñen de morados, rojos y naranjas, las calabazas y telarañas flanquean la entrada de los locales y los disfraces han pasado a ser un simple trámite.
Lo que parece una fiesta es, en gran medida, una estrategia comercial irreversible. Los expertos consultados coinciden en que en esta edición el común denominador es claro: la celebración de Halloween se ha convertido ya en una tapadera que acoge —sin que muchos lo perciban— el 90 % de la actividad del ocio nocturno en esos días.
La base de la afirmación no es un dato oficial, sino una interpretación a partir de la sumatoria de indicadores como el auge de promociones temáticas, el protagonismo de establecimientos de hostelería y discotecas y un escenario de consumo que va mucho más allá del disfraz. De hecho, un reciente análisis de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) confirma que Halloween abre posibilidades mucho más lúdicas y, por lo tanto, comerciales, que pueden explotarse.
Halloween, de festividad ignorada a motor económico
Lo que en sus orígenes fue una importación tímida de la tradición anglosajona se ha transformado hoy en un auténtico motor de negocio en España. La UOC apunta que la fiesta se ha insertado plenamente en nuestra sociedad, abandonando una posición marginal inicial hasta convertirse en un acontecimiento comercial consolidado. En ese contexto, bares, salas de conciertos, discotecas y restauración aprovechan la avalancha de consumidores para tematizar sus espacios, lanzar campañas y multiplicar jornadas de facturación.
Ciudades como Barcelona, Madrid o Valencia observan cómo la fiesta del Día de Todos los Santos se difumina en gran parte con la noche del 31 de octubre, y las discotecas diseñan decorados, entradas especiales y tarifas elevadas.

Dentro de este escenario surge la cifra clave que hemos mencionado: 90 % del ocio nocturno. ¿Por qué ese porcentaje? Porque casi todas las salas que programan eventos en esas fechas aprovechan la ambientación de Halloween (o una derivada similar) para maximizar aforo y margen. DJs, espectáculo, decoración, entradas con coste mayor… Todo se convierte en parte de la 'tapadera' de la fiesta original.
Según los datos del Estudio de Perspectivas de Halloween 2025 elaborado por la Asociación de Empresarios de Ocio y Espectáculos de la Comunidad de Madrid, Noche Madrid, la Federación Nacional de Empresarios de Ocio y Espectáculos, España de Noche y Coca-Cola, los locales de ocio nocturno madrileños prevén aumentar su facturación una media del 6,5 % respecto al año pasado.
La mayoría de los establecimientos lleva organizando esta fiesta temática desde hace más de diez años y medio. La noche de Halloween es una de las tres celebraciones con mayor impacto económico del año junto a las cenas de empresa de Navidad y Nochevieja, y genera una facturación un 20,5 % superior a la de un sábado normal, consolidándose como una de las citas más rentables del calendario.
Halloween genera una facturación un 20,5 % superior a la de un sábado normal
El grueso del negocio se concentra en dos sectores que durante esos días funcionan prácticamente al unísono: la hostelería (bares, restaurantes, cafeterías) y el ambiente nocturno (discotecas, salas, fiestas privadas). Para los bares y restaurantes, Halloween supone un momento de alta afluencia, menús temáticos y copas más costosas.
Para las discotecas, el porcentaje cercano al 90 % viene de que la mayoría de los eventos semanales en España durante la última semana de octubre o la noche del 31 tienen temática de Halloween Y esta justifica subidas de precio en entradas, consumiciones mínimas, decoración extra, espectáculos…

La profesora Neus Soler afirma que las marcas saben que crear vínculos emocionales con el consumidor favorece su construcción. En el caso de Halloween, la emoción de terror —que en otro contexto sería una barrera—, vivida en un entorno lúdico, "genera una experiencia positiva y hace que dicha experiencia sea recordada". Por tanto, no se compra solo entrada a un garito, sino una atmósfera, un miedo controlado... en definitiva, una experiencia compartible en redes sociales.
Las marcas ya han aprendido que el elemento distintivo no está en ofrecer lo 'temático' únicamente, sino en hacerlo viral. Estas experiencias se convierten en una posibilidad de expandir la notoriedad de la marca a través de los clientes que realizan la difusión.
Desde el sector del disfraz, decoración y comercio también se aprecia el impacto: a nivel global se estima que en EE.UU. los gastos por esta festividad alcanzarían los 11.600 millones de dólares en 2024. Aunque no hay datos específicos oficiales para España, la tendencia se replica aquí con un crecimiento notable.
El ocio del miedo no es solo nocturno
A nivel cultural y de entretenimiento, también vivimos invasión de Halloween. El parque temático PortAventura World invierte de manera significativa en campañas de Halloween para diferenciarse de otros parques (la Warner o el Parque de Atracciones tienen sus pasajes y eventos), la comida rápida Burger King ha lanzado promociones especiales con vídeos durante la madrugada para conseguir códigos de menús gratis o el Museo de Cera de Madrid abre un pasaje del terror del 27 de octubre al 2 de noviembre.

La industria ya no vende solo producto, sino la experiencia de miedo como activo. Para los empresarios del ocio, la fiesta supone un salvavidas al ejemplificar un momento de alta rentabilidad con menor riesgo previsible. Para los consumidores, es una noche especial con distinto escenario. Y, para la escena del ocio en general, significa que buena parte de la temporada se articula alrededor de una noche concreta y de un discurso temático.
La dependencia de la celebración puede llevar a saturación, lo que podría generar fatiga en los consumidores. Otros ya sienten un fuerte desapego y, de hecho, recuerdan el ser responsables para no molestar al resto vecinos durante la noche del 31 de octubre. "Halloween es una noche de celebración y creatividad, pero también una oportunidad para demostrar que el ocio nocturno puede convivir de forma responsable con el descanso vecinal", nos señalan desde la asociación Noche Madrid.
Además, esta dependencia del consumo plantea riesgos como mayor presión sobre el sector de la hostelería, saturación de oferta, subida de precios o una fuga hacia el ocio temático que puede dejar de lado los modelos más tradicionales. ¿Hasta qué punto es saludable ligar tanto el ocio al consumo emocional y a la teatralización del miedo?
El desafío para el sector es, en cualquier caso, el de mantener la frescura de la propuesta. Si cada sala programa su pasaje del terror y cada bar monta su menú Halloween, la diferenciación se difumina.







