La pasada temporada, la 2024/2025 terminó para el CD Mirandés sin la alegría del ascenso, de LaLiga Hypermotion a LaLiga, a Primera. Pero dejó en evidencia algo más importante, la de su capacidad para servir como trampolín para jóvenes talentos.
Y lo cierto es que lo hizo después de mucha preocupación. Porque el pasado curso, el club empezaba la temporada con una plantilla incompleta y sin apenas tiempo para preparar el equipo. Donde las perspectivas para la temporada eran poco alentadoras. Sin embargo, el CD Mirandés logró completar su plantilla con una serie de fichajes de última hora, muchos de ellos jugadores cedidos por equipos de Primera División. Estos refuerzos, aunque llegados en circunstancias complicadas, resultaron ser claves para el rendimiento del equipo.
El club burgalés se ha consolidado como una plataforma para futbolistas (y no solo jugadores) que buscan dar un salto en sus carreras, convirtiéndose en referencia dentro del fútbol español.
Un ejemplo es Alessio Lisci, el artífice del Mirandés soñador. El técnico italiano ascendió a LaLiga, a Primera división, sólo dos semanas después de caer en los 'playoffs' ante el Oviedo. Su destino, el Osasuna que dejaba Vicente Moreno con el objetivo de encontrar la regularidad y que ya marcha 12º con diez puntos. Sin embargo, la confianza que tuvo en Iker Benito en Segunda no la ha repetido en Primera. Al extremo, que volvía de cesión, aún le cuesta encontrar un puesto en el once con dos titularidades y tres suplencias.
El CD Mirandés, una cantera, una ambición y una oportunidad
Aunque no lograron superar el play-off final, varios de sus futbolistas brillaron con luz propia, acumulando minutos, goles y protagonismo que no pasaron desapercibidos para equipos de Primera División y otras ligas.
Aquí, nombres como el de Joaquín Panichelli, Hugo Rincón, o Gorrotxategi, entre otros, se han convertido en referencias. Su rendimiento ha atraído el interés de varios clubes que buscan reforzar sus plantillas. La temporada del Mirandés se convirtió así en una carta de presentación para estos jugadores, un escaparate perfecto para dar el salto.

El club no solo ha destacado por su propuesta deportiva, sino también por su gestión. Una filosofía basada en dar oportunidades, confianza y espacio a jóvenes talentos, algo poco habitual en equipos con tanta presión por competir.
Por ejemplo, a equipos de Primera como el Girona, se marcharon Hugo Rincón y Joel Roca. El lateral se está asentando en el club catalán, alternándose titularidades con un fijo como es Arnau Martínez; el extremo, que resgresó tras cesión, ha viajado al Mundial sub-20 con España y es uno de los jugadores con mayor proyección en su posición. Sin embargo, la situación que atraviesa el Girona, en puestos de descenso tras probar la Champions League la temporada pasada, amarga su estancia en Primera.
Muchos jugadores que pasaron por el CD Mirandés se ganaron el mercado
Lejos de nuestra liga se buscaron el futuro Adrián Butzke, al que el Vitória Guimarães sigue cediendo y ha recalado en el Marítimo de Portugal, de la Primera División lusa donde ya ha marcado; Carlo García cruzó el Atlántico, nuevamente cedido por el Villarreal, para jugar en el Querétaro donde ya se ha hecho con la titularidad.
Aunque el objetivo inicial era subir a Primera, el CD Mirandés demuestra que sus frutos van más allá del resultado deportivo. Su capacidad para formar y lanzar jugadores hacia categorías superiores es una victoria en sí misma.
Este fenómeno genera un doble efecto positivo. Por un lado, atrae a jóvenes promesas que ven en el club una oportunidad para progresar; por otro, refuerza la reputación del Mirandés como un equipo serio, profesional y capaz de competir con proyectos mayores.
El club burgalés, hoy peleando en LaLiga Hypermotion, está construyendo algo más grande que un simple ascenso. Y esto no es otra cosa que una marca, un club reconocido por su calidad en la formación y proyección de futbolistas.

Para la próxima temporada, el reto será mantener esa dinámica y consolidar el Mirandés como una cantera reconocida dentro y fuera de España. Los jugadores que salgan de su plantilla seguirán llevando consigo la huella de una experiencia que va más allá de las estadísticas.
Mientras tanto, clubes de distintas categorías siguen pendientes de su rendimiento y evolución. El caso del Mirandés se presenta como un modelo a seguir. El de demostrar que el éxito no siempre se mide en ascensos, sino también en la capacidad de transformar una oportunidad deportiva en una trayectoria profesional.