La goleada que sufrió el Real Madrid en el Mundial de Clubes tuvo consecuencias inmediatas y difíciles de digerir. El conjunto blanco, bajo la conducción de Xabi Alonso, vivió una auténtica pesadilla desde el arranque de la semifinal ante el PSG. Bastaron apenas ocho minutos para que el equipo parisino impusiera su autoridad y dejara expuesta la fragilidad defensiva del cuadro merengue.
Con la ausencia de Dean Huijsen y la baja de último momento de Trent Alexander-Arnold, la defensa quedó desprotegida frente al empuje rival. Dos errores puntuales fueron suficientes para cambiar el rumbo del partido y dejar al equipo sin margen de reacción. Thibaut Courtois intentó sostener al equipo con dos atajadas milagrosas en los primeros minutos.

Pero ni siquiera su habitual nivel sobresaliente fue suficiente ante la arremetida ofensiva del PSG. Fabián Ruiz y Ousmane Dembélé aprovecharon sin piedad cada falla blanca y transformaron los errores defensivos en una ventaja cómoda que fue imposible de remontar. El marcador final fue un doloroso 4-0 que sentenció la eliminación y catapultó al PSG a la final del torneo. Para el Madrid, una actuación para el olvido.
Una defensa sin respuestas y dos nombres en el foco
El intento táctico de Xabi Alonso por cambiar el dibujo del equipo no funcionó. Pasar del 5-3-2 al 4-3-3 no dio los resultados esperados y la falta de firmeza en la zaga fue notoria desde el primer segundo. Dos jugadores que debían ser garantía de seguridad terminaron bajo el foco de las críticas. Raúl Asencio cometió un error imperdonable en la salida.
Quiso controlar un balón dentro del área sin la decisión necesaria, lo que permitió a Dembélé arrebatarle la pelota y generar la jugada del primer gol. Fabián Ruiz, sin oposición, solo tuvo que empujarla al fondo de la red. Tan solo dos minutos después, Antonio Rüdiger protagonizó una acción aún más comprometedora.
El central alemán falló de forma inexplicable en un pase hacia su arquero. Dejó el balón servido para que Dembélé, otra vez, definiera con clase en el mano a mano ante Courtois. Con ambos errores, el equipo se quebró mentalmente. La sensación de inseguridad se apoderó del grupo y todo el plan de Xabi Alonso se vino abajo. El técnico tomó nota desde el banco y su reacción no tardaría en llegar.
Decisión firme de Alonso y un futuro incierto para dos titulares
Una vez finalizado el encuentro, el mensaje de Xabi Alonso en el vestuario fue contundente. No hubo rodeos ni palabras suaves. El entrenador fue claro tanto con los jugadores como con la directiva. Lo que pasó en el campo no fue solo un mal partido, fue una señal de alerta que no piensa ignorar. La actuación de Asencio y Rüdiger no solo condicionó al equipo, también marcó un posible punto final en su protagonismo dentro del once titular.
La confianza que hasta ahora les había brindado el técnico parece haber llegado a su fin. La lucha por la titularidad vuelve a abrirse en pleno tramo decisivo de la temporada. La eliminación del Mundial de Clubes representa un duro golpe para un Real Madrid que soñaba con un nuevo título internacional. Sin embargo, también se convierte en una oportunidad para redefinir el proyecto. Xabi Alonso no está dispuesto a negociar con la exigencia que impone el escudo que defiende.
El mensaje fue directo. Quien no esté preparado para competir al más alto nivel perderá su lugar sin contemplaciones. Y tras la pesadilla vivida en el MetLife Stadium, tanto Asencio como Rüdiger han quedado marcados. La reconstrucción ya comenzó, y nadie tiene su sitio asegurado.