En los pasillos del supermercado, las hamburguesas se han convertido en una opción rápida, práctica y supuestamente sabrosa. Pero no todo lo que brilla es carne. La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha puesto bajo la lupa a 16 hamburguesas frescas, y los resultados son, cuando menos, inquietantes. Lo que prometen en el envase, muchas veces no se corresponde con lo que realmente encontramos en el plato.
El análisis no solo abarca hamburguesas de vacuno, sino también opciones vegetales. Las conclusiones de la OCU van mucho más allá del sabor: revelan una preocupante falta de transparencia, calidad dudosa y engaños al consumidor que dejan al descubierto las carencias de algunos de los productos más populares en España.
3Etiquetas que engañan y aditivos que restan

Uno de los aspectos más preocupantes del estudio tiene que ver con el etiquetado. Según la OCU, muchas marcas recurren a fórmulas confusas que no especifican el verdadero contenido de carne o que incluyen denominaciones ambiguas como «preparado cárnico» o «carne tratada». Y es allí donde comienzan los malentendidos.
La organización recomienda desconfiar de etiquetas que no indiquen con claridad el porcentaje de carne real, y estar atentos a la presencia de ingredientes como fécula, almidón modificado, jarabes de glucosa, aromas o potenciadores del sabor. Todos ellos indican un producto más alejado de la carne natural y más cercano a un ultraprocesado.
Además, el uso de conservantes, colorantes y estabilizantes no siempre está debidamente especificado. En el caso de las hamburguesas vegetales, la OCU advierte sobre una falsa percepción de salud: aunque se presenten como alternativas más sanas, muchas de ellas contienen azúcares añadidos y aditivos en exceso.