Dulce, jugosa y profundamente refrescante, la sandía es la reina indiscutible del verano. Durante los meses más calurosos, se convierte en una compañera infaltable en hogares, picnics y mesas familiares de toda España. Pero no todas las sandías son iguales, y saber elegir una en su punto justo puede marcar la diferencia entre una experiencia deliciosa o una decepción insípida.
La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha compartido una guía completa para ayudarte a elegir la mejor sandía del supermercado o frutería. Basada en criterios sencillos, pero muy efectivos, esta serie de recomendaciones permite distinguir aquellas frutas que están maduras, frescas y listas para consumir, de otras que aún necesitan tiempo o ya han pasado su mejor momento.
1El color y la corteza: el primer secreto para acertar

Al momento de elegir una buena sandía, la vista es el primer sentido que debe entrar en juego. Según indica la OCU, conviene decantarse por aquellas frutas que presentan un tono verde más oscuro y, sobre todo, menos brillante. Este aspecto visual puede parecer menor, pero es un claro indicativo de que la sandía ha alcanzado una maduración óptima.
Además, es importante verificar que la corteza sea firme y que no haya zonas blandas, ya que estas podrían ser consecuencia de golpes o señales de sobre maduración. En este punto, también conviene dar preferencia a las sandías situadas en la parte superior de los montones de fruta. No solo porque son más accesibles, sino porque suelen haber sufrido menos presión y, por lo tanto, mantienen mejor su textura y sabor.
Otro detalle importante es la forma: las sandías más redondeadas tienden a ser más dulces, mientras que las más alargadas a veces resultan menos jugosas. Este criterio puede variar ligeramente según la variedad, pero sigue siendo un buen punto de partida para quienes quieren hacer una elección informada.