El marketing ha evolucionado hasta convertirse en una sofisticada herramienta para influir en el comportamiento del consumidor (y Shein la conoce bien) y esto no es un secreto para nadie, en los últimos años hemos sido testigo del gran poder de este instrumento. Sin embargo, la frontera entre persuadir y manipular es cada vez más difusa.
Es el caso de Shein, una de las plataformas de moda rápida más populares del mundo, que ha sido denunciada por la OCU y otras 24 organizaciones europeas por el uso sistemático de técnicas conocidas como “patrones oscuros”, estrategias diseñadas no solo para vender, sino para empujar al usuario a compras impulsivas que ni desea ni necesita.
A diferencia de las técnicas tradicionales de venta, estos patrones buscan “confundir, presionar emocionalmente o inducir un falso sentido de urgencia”, lo que no es poca cosa, sobre todo cuando se trata de sectores vulnerables como los jóvenes. Mensajes como “solo queda una unidad”, relojes con cuentas atrás o avisos constantes de otros compradores son tácticas frecuentes en Shein.
Estos métodos erosionan la capacidad crítica del consumidor y lo empujan a actuar de forma impulsiva, lo que ha llevado a las asociaciones de consumidores a alzar la voz y denunciar públicamente estas prácticas.
Qué son los patrones oscuros y cómo actúan

Los patrones oscuros son técnicas de diseño digital que tienen como objetivo manipular al usuario para que tome decisiones que probablemente no habría tomado de forma consciente, es usualmente utilizada esta técnica por grandes plataformas, pero el problema se presenta cuando se abusa de ella. En el caso del comercio online, se utilizan para que el consumidor compre más de lo que desea, acepte condiciones poco claras o incluso proporcione más información personal de la necesaria.
Estas tácticas, aunque legales en algunos contextos, resultan desleales (un término interesante porque todas las plataformas de venta actualmente la utilizan), según la legislación europea cuando inducen al error o explotan vulnerabilidades emocionales. Entre los más habituales están el «scroll infinito», que impide llegar fácilmente a la información legal o de contacto; la manipulación de reseñas, que oculta las negativas; y la insistencia continua mediante notificaciones y pop-ups.
En Shein, estos patrones están tan integrados en la experiencia de usuario que muchos compradores ni siquiera son conscientes de que están siendo influenciados. Por eso, la denuncia busca no solo sancionar a la empresa, sino también educar al consumidor sobre estos mecanismos.
Shein, en el punto de mira de Europa

La Comisión Europea ya había iniciado investigaciones sobre el modelo de negocio de Shein, pero la denuncia presentada por 25 organizaciones ha intensificado el foco institucional. Se acusa a la empresa china no solo de abusar de patrones oscuros, sino de hacerlo de forma mucho más agresiva que otras plataformas similares, porque al final esta táctica de marketing suele ser usada por muchas plataformas de venta de productos online.
Según los informes, Shein utiliza más de nueve tipos distintos de manipulación digital, superando ampliamente a competidores como Amazon o Aliexpress (que también las usa). Las organizaciones reclaman a Bruselas que obligue a Shein a demostrar la veracidad de sus descuentos, ofertas limitadas y niveles de stock, así como la autenticidad de las reseñas que muestra.
Si no puede hacerlo, dichas prácticas serían consideradas engañosas y, por tanto, ilegales bajo la normativa europea. La OCU insiste en que no se trata de una actuación aislada, sino de un problema sistémico en el modelo de negocio de la moda ultrarrápida, que requiere una respuesta firme por parte de las autoridades.
Moda ultrarrápida: un problema más allá del consumidor

El impacto negativo de la moda ultrarrápida (o fastfashion como también se le conoce) no se limita a la manipulación del consumidor. También tiene graves consecuencias medioambientales y sociales. Según la Agencia Europea de Medio Ambiente, el sector textil es uno de los que más contribuyen al cambio climático, solo por detrás de la alimentación, la vivienda y el transporte, y este es un dato que muy pocos conocen (convenientemente para el sector).
La sobreproducción incentivada por plataformas como Shein genera residuos textiles masivos (el problema es la gran cantidad de plataformas de venta de productos online que existen actualmente), además de fomentar el uso de materiales sintéticos derivados del petróleo y productos químicos tóxicos. A esto se suman las condiciones laborales precarias en muchas de las fábricas que abastecen a este tipo de empresas.
La presión por producir grandes volúmenes a bajo coste suele derivar en explotación laboral, salarios mínimos y falta de derechos para los trabajadores, que es parte de lo que vemos en países asiáticos que se han convertido en epicentro de producción de estas plataformas. La OCU y otras asociaciones insisten en que un consumo informado y responsable no solo protege al comprador, sino que también es una forma efectiva de combatir un sistema que perjudica tanto al planeta como a las personas.
Cómo defenderte: decisiones informadas frente al engaño

La mejor arma del consumidor ante estas técnicas manipuladoras es el conocimiento, así de sencilla es la solución. Aprender a identificar los patrones oscuros es clave para tomar decisiones libres y conscientes, a primera vista parece algo complicado, pero hay pistas que poder seguir para identificarlos. Si al navegar en una tienda online notas mensajes que apelan a la urgencia, notificaciones insistentes o una imposibilidad de encontrar información legal fácilmente, probablemente estés ante un intento de manipulación.
En esos casos, detenerse, comparar y reflexionar antes de comprar es fundamental y es una recomendación que debemos seguir no solamente con este tipo de plataformas online, sino con cualquier compra. También es importante educar a los más jóvenes (que al final se convierten en las principales víctimas), quienes suelen ser más vulnerables a estos mecanismos de persuasión.
La OCU recomienda practicar un consumo racional y sostenible: “comprar solo lo necesario, optar por marcas transparentes y priorizar la durabilidad frente a la inmediatez”. En última instancia, cada compra es una forma de voto: apoyar prácticas responsables o contribuir al modelo de consumo que nos está llevando al límite. Estar informado es el primer paso para recuperar el control como consumidores.