El estreno de “Baila, Vini” en Netflix ha encendido una nueva polémica entre el Valencia CF y el entorno de Vinícius Jr y la plataforma de streaming de Netflix, que al final podría resultar siendo la más perjudicada. El club acusa a la plataforma y a la productora del documental de difundir una imagen falsa y dañina sobre su afición, refiriéndose especialmente al episodio ocurrido en Mestalla en mayo de 2023, cuando el jugador brasileño denunció insultos racistas desde la grada.
En un comunicado oficial publicado en X (antes Twitter), el Valencia CF ha exigido una rectificación inmediata, defendiendo que el documental no refleja la realidad y asegurando que se reserva acciones legales: “La verdad y el respeto a nuestra afición deben prevalecer”.
Lejos de encontrar apoyo unánime, el mensaje del club ha generado una oleada de respuestas, muchas de ellas con vídeos donde se escuchan insultos racistas proferidos por aficionados del propio estadio de Mestalla (lo que evidencia que la jugada le ha salido mal al club). Fragmentos grabados por seguidores muestran gritos e imitaciones de “sonidos de mono dirigidos a Vinícius”, lo que ha reavivado el debate en redes sociales.
A pesar de que el club afirma que solo tres individuos fueron responsables, condenados en 2024 a ocho meses de prisión y dos años sin acceso a estadios, para muchos el problema fue más amplio. La respuesta masiva en redes refleja una percepción distinta sobre lo ocurrido, y muchos consideran que minimizar el episodio solo agrava el problema del racismo en el fútbol.
El Valencia insiste en que se tergiversaron los hechos, afirmando que el cántico masivo fue “¡Tonto, tonto!” y que nunca existió el grito de “¡Mono, mono!” atribuido por Carlo Ancelotti en rueda de prensa. El entrenador del Real Madrid se corrigió días después, pero el daño ya estaba hecho: el caso se convirtió en un símbolo internacional del racismo en los estadios.
El documental, sin embargo, presenta las imágenes que Vinícius difundió en sus redes, con la interpretación de los cánticos como racistas. Esto ha provocado críticas feroces por parte de aficionados valencianistas, algunos de los cuales han iniciado una campaña de “review bombing” en Rotten Tomatoes, bajando la puntuación del documental al 23% con valoraciones negativas motivadas más por enfado que por su contenido técnico o narrativo.
Más allá del debate sobre los hechos, la figura de Vinícius divide opiniones. Para unos, es un icono de lucha contra el racismo; para otros, un jugador provocador, prepotente e irrespetuoso con las aficiones rivales. Sea como sea, su caso ha marcado un antes y un después. Fue el primero en España en terminar con condenas judiciales por insultos racistas dentro de un estadio.
Lo que está claro es que “Baila, Vini” no ha pasado desapercibido. Su impacto mediático, las reacciones institucionales y la polarización en redes sociales muestran que el fútbol, más allá del campo, sigue siendo un espejo —a veces incómodo— de nuestra sociedad.
El Valencia exige una rectificación a Netflix por el documental de Vinícius

La reciente publicación del documental Baila, Vini en Netflix ha encendido una nueva polémica en el fútbol español y en el mundo entero, porque el jugador ha despertado la afición del mundo entero a través de las redes sociales. El Valencia CF ha reaccionado con dureza ante lo que considera un relato «injusto y falso» sobre su afición, exigiendo a la plataforma una rectificación inmediata.
En uno de los pasajes del documental se menciona el ya famoso incidente ocurrido en Mestalla en mayo de 2023, donde “Vinícius Jr. fue víctima de insultos racistas”, lo que desató una ola de reacciones tanto en el ámbito deportivo como en el judicial. Desde el club sostienen que “el documental presenta una versión distorsionada de los hechos”, al señalar a toda su grada como partícipe de cánticos racistas.
En su comunicado en X (antes Twitter), el Valencia no solo niega rotundamente esta acusación generalizada, sino que también amenaza con acciones legales contra la productora del documental (Netflix). Según el club, solo un grupo reducido de aficionados fue responsable de los insultos, y estos fueron identificados, sancionados y expulsados del estadio de por vida.
Las redes sociales sacan a relucir las pruebas: los vídeos de Mestalla

Pese a la firmeza del Valencia en su defensa, la respuesta en redes sociales ha sido implacable. Decenas de usuarios, “muchos de ellos madridistas” (tal y como era de esperarse), comenzaron a compartir vídeos del día del partido, en los que se pueden ver y oír insultos de tono claramente racista dirigidos a Vinícius Jr. Algunos de estos vídeos fueron grabados por los propios aficionados del equipo valenciano y posteriormente difundidos en plataformas como X, TikTok o Instagram.
Estas pruebas visuales han complicado la defensa del club, que insiste en que “se ha generalizado de forma injusta un comportamiento aislado”. A esto se suma el hecho de que varios medios y usuarios han recordado que “tres aficionados fueron condenados judicialmente por un delito de odio relacionado con este mismo caso”.
La sentencia incluyó penas de prisión y la prohibición de entrar en recintos deportivos, en lo que fue la primera condena de este tipo en España. A pesar de que el club tomó medidas contundentes contra los culpables, para muchos espectadores del documental el impacto del episodio va más allá de los tribunales, convirtiéndose en un símbolo del racismo estructural en el fútbol.
La batalla narrativa entre el documental y la versión del club

Uno de los puntos más delicados del conflicto es la narrativa que construye el documental sobre lo ocurrido en Mestalla. “Baila, Vini presenta el incidente como un punto de inflexión en la carrera del jugador brasileño y en la lucha contra el racismo en los estadios”. La inclusión de imágenes del partido y la reacción de Vinícius, junto con sus palabras sobre cómo vivió el episodio, refuerzan una visión que no deja en buen lugar a la afición valencianista.
Desde el club consideran que esto perpetúa una imagen injusta y que omite matices importantes del contexto. Por otro lado, voces críticas con el documental argumentan que este cae en la “simplificación narrativa y omite hechos relevantes”, como la rectificación posterior de Carlo Ancelotti, quien reconoció que se equivocó al afirmar que toda la grada cantaba «mono» cuando en realidad coreaban «tonto».
También “acusan a Vinícius de haber exagerado y de protagonizar conflictos de forma recurrente en otros estadios”. La guerra mediática, sin embargo, ya ha calado hondo, y la repercusión internacional del documental podría tener consecuencias legales y reputacionales tanto para Netflix como para el Valencia.