La tensión en Girona ha alcanzado su punto más alto. Míchel Sánchez, entrenador del equipo, lanzó una advertencia que retumbó en todo el vestuario.
«Si algún jugador no se ve preparado que lo diga y estará fuera del equipo», dijo sin rodeos, dejando claro que el margen de tolerancia se agotó. Ya no hay espacio para medias tintas ni margen para lo políticamente correcto.
El técnico ha apostado por una sacudida emocional, consciente de que las fórmulas tácticas ya no alcanzan. Girona está en caída libre, y la reacción debe ser inmediata. Míchel apela a lo único que le queda: el carácter y la dignidad de sus jugadores.
7Los veteranos toman la palabra

En momentos de crisis, los líderes deben aparecer. Y Míchel lo tiene claro y es que la experiencia es un factor decisivo. Por eso, ha depositado su confianza en jugadores con recorrido y liderazgo natural. Juanpe, Portu, Stuani y Juan Carlos.
“Son jugadores que han pasado por esto, como yo. Pero también hay jóvenes que lo están afrontando con mentalidad top”, valoró el técnico.
La mezcla de veteranía y juventud puede ser clave. Pero nadie tiene el puesto asegurado. Lo que se exige es actitud, compromiso y dar el máximo en cada minuto.