Después de días, semanas, meses, o incluso años de trabajo duro y sin pausa, somos merecedores de pequeños premios. Esos premios, nos permiten relajarnos y olvidarnos por un momento de todos los problemas que han llegado a nuestra vida. En este caso, unas manos mágicas nos pueden llevar del infierno al cielo, permitiéndonos desatar todos los nudos que tensan nuestra vida. Las manos de los masajistas, deberían ser sagradas, pues con su tacto y movimiento, no solo relajan todo nuestro cuerpo, también nos permite entrar en un espacio de confianza.
¡Pausa! ¿Qué tanta confianza puedes tener con tu masajista? Te aseguramos que, con los masajistas, la confianza es necesaria, pero un exceso de ella puede ser perjudicial. Entre sus servicios, es inevitable el contacto físico, lo que a veces puede ser un problema. Algunos clientes que acuden a los masajistas; gracias a ese contacto, se sienten en mucha confianza, no logran controlar sus instintos y causan problemas o situaciones incómodas, que a ninguno de los trabajadores les agrada.
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4Clientes con hambre

Ya los masajistas no saben qué esperar de sus clientes. Muchos esperan servicios diferentes a los que realmente ofrecen, otros fantasean con eso, lo que tienen en común es que pueden llegar a ser muy irrespetuosos, dejando a los masajistas en situaciones incómodas.
Uno de los masajistas nos cuenta que también ha sido víctima de abusos en el trabajo. Clientas han llegado a tocar sus partes íntimas en reacciones impulsivas. Una de las anécdotas más indecorosas que uno de los masajistas recuerda, fue cuando una mujer trató de colocar la cara en su entrepierna, mientras decía, “me encantaría comerte”.
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