No se sabe qué es lo que pasa por la mente de una persona condenada a muerte. Pero en Estados Unidos, se tiene la costumbre de servirles una última cena que pueden elegir. No van a poder elegir cómo morir, pero sí qué cenar por última vez. Y estas son algunas últimas cenas.
James Hudson
James Hudson había asesinado a una pareja de 64 años de edad con una escopeta, y ya tenía antecedentes, pues había disparado al hermano de uno de ellos, dos años antes. Por este motivo, fue condenado a muerte, y para su última cena, escogió algo poco habitual: una galleta cream cracker y seis Coca Colas.
No sabemos si se las bebió todas, pero la verdad es que fue bastante extraño. Puede que ese sabor le recordara a algún momento feliz.