Croissant casero: así lo haces en casa con poquísimas calorías

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Nada más tentador que un croissant recién horneado, calentito y con un aroma que seduce a todos. Este pan de masa delicada, aroma sutil y consistencia suave, es uno de los favoritos para desayunar o para merendar acompañando con un café. 

Si bien, es uno de los panecillos favoritos, lo cierto es que su elaboración con grandes cantidades de mantequilla lo convierten en un pecado excesivamente calórico. Al consumir un croissant, aportas a tu organismo de 500 calorías, de las cuales 300, provienen directamente de la grasa.

La noticia alentadora es que no tienes que despedirte para siempre de este rico panecillo; basta con reemplazar algunos ingredientes y tendrás todo un deleite con menos calorías. Anímate a prepararlo y quedarás enamorado.

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Las grasas perjudiciales, las principales enemigas de tu salud

En el croissant industrial que comúnmente consumes, la mantequilla es frecuentemente sustituida por margarina o manteca de cerdo. La razón por la que usan estos ingredientes como reemplazo es netamente económico, ya que disminuye los costes de producción.

Indistintamente de la grasa que se utilice, el efecto en el cuerpo humano continúa sin ser saludable. Un consumo excesivo de cualquiera de estas tres grasas, termina siendo dañino para las arterías. 

En el caso de la margarina, aun cuando es considerada como un producto de origen vegetal, esta contiene un porcentaje significativo de grasas trans que terminan siendo tan, o más dañinas que las saturadas.