Las natillas de huevo son de esos postres de los que nunca te aburres de comer, su sabor y textura las hacen una delicia y a pesar de tener fuertes competidores como el flan, nunca lograran la textura y el sabor de estas.
Cuando prepares este delicioso postre deberás armarte de paciencia y fuerza de voluntad para resistir y solo comerlo al momento de servirlo, ya que debes esperar a que estén bien fríos para poder disfrutar de unas natillas tradicionales perfectas.
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Las natillas y su origen incierto
Las natillas son un postre tradicional español y aunque se desconoce su origen, se cree que es el resultado de la elaboración de recetas en los conventos, en los que se tenía una cultura de austeridad y por esta razón sus alimentos eran preparados con ingredientes de aprovechamiento e insumos baratos. Un origen muy similar al de las divinas yemas de Santa Teresa.
Sin embargo, existen otras referencias en las que se asegura que pudieron originarse en Francia, durante la época dorada de la repostería francesa. Otro factor que asoma su posible origen francés, es la similitud de algunos postres tradicionales de ese país con las natillas.
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Ingredientes para preparar la natilla de huevo
Para que puedas disfrutar de este estupendo postre, requieres de: 3 yemas de huevo, 500 ml de leche, 10 gramos de maicena, la piel de un limón, 70 gramos de azúcar, 4 galletas y una rama de canela.
En caso de que emplees un litro de leche, debes usar 6 yemas de huevos en lugar de tres. De igual forma, se recomienda que se utilice el doble de los ingredientes.
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Infusión la leche
La infusión de la leche es clave en la preparación de la natilla, pues esta le da un toque perfecto en el sabor y el aroma. Aunque parezca un procedimiento fácil, debes tener ciertos cuidados para que la infusión de la leche sea perfecta.
Extrae la piel del limón, debes evitar la parte blanca de la piel del limón, ya que esta es amarga y le puede transferir ese sabor amargo a la leche. Coloca la leche en una olla a fuego mínimo y deja calentar lentamente. Remueve constantemente, coloca la piel del limón y la rama de canela. Cuando la leche entre en ebullición lo hará de forma suave. Remueve por unos 10 minutos, retira la olla y deja enfriar.
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Prepara la crema base de la natilla
Para comenzar a preparar la base de la natilla, agrega en un recipiente las yemas de huevo, el azúcar y la maicena. Con ayuda de un batidor manual procede a mezclar bien los ingredientes. También puedes usar un batidor eléctrico si dispones de uno.
Al inicio la mezcla será algo seca, pero al continuar mezclando observarás que comenzará a tornarse algo más suave sin llegar a ser líquida completamente.
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Incorpora la leche aromatizada
Una vez que la leche este fría, con ayuda de un colador retira la rama de canela y la piel del limón y deséchalas. Vierte la leche en el recipiente con la crema base y mezcla con un batidor.
Debes mezclar muy bien los ingredientes para que estos se integren perfectamente, esto garantiza que la mezcla sea uniforme. Una vez que la mezcla esté completamente homogénea, colócala en una olla.
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Cocinando la natilla
Lleva la olla a la cocina a fuego mínimo y remueve constantemente para evitar que se pegue del fondo y se queme. La natilla tardará unos minutos en comenzar a espesarse y sabrás que esta lista cuando puedas hacer figuras en la mezcla con el batidor.
Una de las características de las natillas es que estas espesan de pronto, por eso debes estar muy atento al momento en que esté lista y retirarlas del fuego. Realiza surcos con el batidor si se forman, ya la puedes retirar de la cocina.
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Coloca la mezcla en moldes de porciones individuales
Coloca en cada molde una galleta en el fondo, agrega la mezcla y coloca otra galleta en la superficie; esto puede variar según tus preferencias porque puedes colocar solo una galleta en el lugar de tu elección. Repite el proceso con cada molde.
Tradicionalmente, la natilla se sirve en cazuelas de barro, pero puedes usar la que tengas a tu disposición. Luego que los moldes estén llenos con la natilla deja reposar por unos 20 minutos a temperatura ambiente.
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Refrigera las natillas
Una vez que la natilla esté a temperatura ambiente es hora de refrigerarlas. Coloca la natilla en la nevera por un tiempo estimado de 3 a 4 horas antes de ser servidas. La refrigeración es necesaria para que la natilla tome su textura ideal.
Las natillas no se deben congelar, simplemente, se deben colocar en una parte de la nevera que sea fría. Pero nunca en el congelador, ya que este postre se deteriora con la congelación. Una vez que hayan transcurrido las 4 horas puedes servir estas ricas natillas.
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Variaciones de la receta de las natillas
Existen unas pequeñas modificaciones en la receta original que le pueden dar un sabor o toque diferente aunque la variación es mínima. Estas diferencias pueden tener un gran impacto en el sabor de la natilla. También puedes prepararla con chocolate, chocolate blanco, coco rallado y otros ingredientes como la fresa.
Puedes reemplazar la piel de un limón por piel de naranja y la canela puedes reemplazarla por un chorrito de esencia de vainilla. Otra variación que puedes hacer es con respecto a las cantidades de azúcar, ya que estas las puedes ajustar según tus gustos: más o menos dulce.
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¿Cómo se conserva la natilla?
La natilla en la nevera puede conservarse muy bien durante cuatro días. De hecho, durante estos días notarás que el sabor se acentúa un poco más y la galleta absorbe ese aroma a limón y canela únicos.
En cuanto a su textura, esta pierde algo de cremosidad a medida que pasan los días, pero su sabor compensa esta perdida de agua que se origina producto del frío.
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