Pisto manchego: los errores que estropean este plato tradicional

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El pisto manchego es un plato que admite muchas variantes. Al fin y al cabo se trata de un plato de aprovechamiento típico de la cocina tradicional de Castilla la Mancha. Se trata de un plato que destaca por su versatilidad, puede funcionar tanto como entrante, como de primer plato (especialmente si se le añade un huevo frito por encima) e incluso de guarnición de otros platos.

En su origen, el pisto manchego era un plato que consumían los trabajadores del campo, se trataba del mejor medio para aprovechar las diferentes verduras de la huerta. Es un plato que está bueno tanto frío como caliente. Hasta el siglo XVI el tomate no llegó a España, en el s. XVIII ya se utilizaba con frecuencia, de modo que comenzó a agregarse al pisto, consiguiendo con su dulzor y acidez  mejorar mucho la receta.

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La base del pisto manchego: los ingredientes sin los cuales se estropea

verduras

Hay un ingrediente sin el cual el pisto manchego no tendría ningún sentido, ese es el tomate. Un pisto sin tomate deja de serlo. Además, lo habitual es que incorpore en la mezcla básica ajo, cebolla, calabacín y pimiento. Por supuesto hay quien quita algunos de esos ingredientes y quien añade otros. Las berenjenas y las calabazas suelen estar entre los más elegidos.

Aunque se llame manchego, el pisto se consume en toda España y si nos apuramos tiene muchas versiones también fuera de nuestras fronteras. Y es que no es exagerado decir que cada zona típica de huerta tiene su propia versión del pisto manchego. 

La ratatouille francesa puede ser una versión, así como la capotana siciliana o al tumbet mallorquín y la sanfaina.

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